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  • Con-textos de José Antonio Maravall y su Estructura Histórica del Barroco
  • Luis Gonzalo Portugal

—Porque pocas cosas son como parecen, principalmente las políticas, habiéndose ya hecho la razón de Estado un arte de engañar y de no ser engañado.

Diego de Saavedra Fajardo, Empresas políticas, 1640

En noviembre de 1966, José Antonio Maravall asiste a una conferencia en la École Practique de Hautes Études de París con una ponencia titulada “El barroco como cultura de masas.” En su presentación el historiador español afirma que el teatro en el siglo XVII fue el gran aliado de la monarquía en una sociedad donde la libertad individual amenazaba con destruir el orden establecido. A su vez, siente que su confianza es respaldada al saber que ese mismo año Étienne Thuau editaba Raison d’État et pensée politique à l’époque de Richelieu, libro donde se indica que el influyente ministro francés había depositado en el teatro de su tiempo la defense et illustration. Aunque Maravall ve afirmada su propuesta de la función social del teatro en el siglo XVII, cree, por otro lado, que el término más apropiado para esa política de defensa es el de propaganda. El teatro servía así como propaganda para mantener y promover los valores monárquicos en una sociedad urbana y masiva. Maravall publica su ponencia en francés en 1968 y en español en 1969 y 1972, este último año, sin embargo, es corregida y adquiere el formato de un libro pequeño junto a un estudio de emblemas. Teatro y literatura en la sociedad barroca es ese primer libro donde se propone delinear al barroco como una respuesta conservadora frente a una sociedad en crisis por una creciente individualidad. Tres años después, Maravall da a la imprenta La cultura del Barroco. Análisis de una estructura histórica, texto donde a pesar de ampliarse y profundizarse los temas sobre el barroco, el teatro sigue siendo un punto de referencia para [End Page 57] comprender una estructura compleja de productos culturales que están al servicio de las instituciones de poder. Teniendo en cuenta estas primeras observaciones, el presente ensayo reexamina, primeramente, cómo Maravall interactúa con otras propuestas de su tiempo para formular sus reflexiones sobre el barroco y la crisis general del siglo XVII, y, posteriormente, se reconsideran los legados de Maravall en la crítica contemporánea sobre el barroco y el teatro hispánico.

Heinrich Wölfflin, uno de los fundadores de la historia moderna del arte, es también uno de los primeros en considerar que no se debía enmarcar al barroco bajo las designaciones del mal gusto y lo decadente. En su primer libro, Renacimiento y barroco(1888), Wölfflin propone que el barroco era un estilo artístico que, aunque en relación al Renacimiento, requería su propio campo de estudio. De esta manera, el barroco no tendría que ser visto como una culminación o decadencia de lo clásico, sino como un estilo totalmente diferente. La razón por la que el barroco no gozó de esa independencia se debió, según Wölfflin, a que “unlike the Renaissance, the baroque style is not accompanied by theoretical rules: it developed without models. There appears to have been no sense of breaking fundamentally new ground and as result the new style did not receive a name” (Renacimiento 23). Stilo moderno, capriccioso, bizzarro, stravagante son algunos términos que anteceden a “barroco” y que atestiguan ese terreno no limitado y/o carente de definición. Veinte siete años después, Wölfflin logra materializar cinco pares de conceptos en Principles of Art History: The Problem of the Development of Style in Later Art. Estos principios, con los que se empezaría a definir el estilo renacentista del barroco, son por orden de estudio: a) de lo lineal a lo pictórico, b) de lo superficial a lo profundo, c) de la forma cerrada a la forma abierta, d) de lo múltiple a lo unitario y, por último, e) de la...

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