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Reviewed by:
  • Imágenes en la maleta by Ferruccio Musitelli, and: Mario Handler. Retrato de un caminante by Héctor Concari
  • Guillermo Zapiola
Ferruccio Musitelli: Imágenes en la maleta. Montevideo: Trilce, 2012, 96 pp.
Héctor Concari: Mario Handler. Retrato de un caminante. Montevideo: Trilce, 2012. Montevideo, 144 pp.

El destino, el azar o la voluntad del enigmático titiritero que maneja los hilos desde las sombras ha hecho que dos libros en cuya tapa figura el nombre de dos autores fundamentales del cine uruguayo coincidan en las librerías. Trilce ha editado Imágenes en la maleta, lo más cercano a una autobiografía que haya podido escribir el recientemente fallecido Ferruccio (“Fucho”) Musitelli, y Mario Handler, [End Page 284] retrato de un caminante de Héctor Concari, un extensivo estudio de la vida y la obra del autor de Aparte y Decile a Mario que no vuelva.

Musitelli subtituló Imágenes en la maleta con una palabra muy definitoria: Relatos. No se trata de cuentos, empero, sino de historias personales, recuerdos recogidos a vuela pluma, chispazos que iluminan, generalmente a partir de episodios mínimos, la personalidad del autor.

Pintor, documentalista, camarógrafo de noticieros, creador de una empresa que alquila equipamiento cinematográfico a realizadores y productores que no están en condiciones de comprarlo, Musitelli (Pando, 1927-Montevideo, 2013) se movió mucho desde entonces. De padre italiano y madre uruguaya, vivió su niñez en Túnez aunque volvió a Montevideo al filo de la Segunda Guerra Mundial. Comenzó haciendo cámara para los noticieros Uruguay al Día, Noticias Uruguayas y Emelco, y trabajó igualmente también para empresas internacionales de noticias y otras instituciones. También se desempeñó como profesor en la licenciatura de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la República. Es probable que el documental La ciudad en la playa (que es propaganda turística pero también muy buen cine) sea lo que más recuerden de su obra quienes lo conocen poco.

Musitelli ha vivido una vida lo suficientemente activa y trashumante como para alimentar un extenso libro de memorias. En lugar de ello optó por algo más modesto: un puñado de anécdotas (estrictamente once) espigadas a lo largo de una existencia que se extendió a lo largo de ochenta y cinco años.

En esas historias hay un poco de todo: comedia, drama, comentario político, algún toque de absurdo. La primera de ellas evoca, a través de testimonios de terceros, un episodio lateral al golpe de estado de 1933 y el suicidio de Baltasar Brum. Otra (también contada desde un ángulo muy particular, no el que todo el mundo conoce) tiene que ver con la asonada provocada por militantes comunistas en el cine Trocadero para protestar contra el estreno del film La cortina de hierro de William A. Wellman, que hablaba pestes del régimen de Stalin y sus seguidores. Una tercera (vinculada con un trabajo como camarógrafo para la BBC) establece de pronto una inesperada conexión con un notorio episodio de los tiempos de la guerrilla tupamara.

Y hay todavía otros materiales, a veces más nimios y hasta cómicos (el traslado desde Buenos Aires de un frasco de levadura y un hámster, una partida de pesca con amigos), a veces veteados de un toque de misterio (un viaje en tren por Europa, y el encuentro con un viajero de conducta sospechosa, poseen un sabor casi cortazariano). Casi todos tienen a Musitelli como protagonista o testigo: sólo uno se centra en un compañero de trabajo.

La sorpresa en esos y otros relatos es descubrir que hay realmente un narrador en Ferruccio Musitelli. La evocación de circunstancias de vida (el trabajo, el descubrimiento de la pintura y el cine, la persistente admiración por John Ford “que nos hizo pensar en la justicia y la injusticia con películas como Viñas de ira y ¡Qué verde era mi valle!”) se condensan en relatos de pocas páginas en los que Musitelli administra eficazmente el humor o el suspenso, y con frecuencia [End Page 285] resuelve con una...

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