Abstract

Este ensayo analiza varios tropos sexuados presentes en novelas de consumo masivo publicadas antes de la Guerra Civil Española con el fin de explorar el simbolismo de la prostitución masculina y femenina en la literatura española de principios del siglo XX. Entre 1907 y 1936, colecciones de novela corta modeladas sobre El Cuento Semanal (1907–1912) modernizaron las costumbres editoriales en España contribuyendo, además, a convertir el libro en un bien de consumo masivo al alcance de cualquiera dentro del nuevo mercado capitalista. No es raro encontrar analogías entre texto comercial y cuerpo femenino prostituido en estas series y en las memorias de sus fundadores y colaboradores. Se arguye aquí que esta comparación misógina canalizaba las ansiedades de los hombres de letras en torno a la presencia creciente de escritoras en España durante el primer tercio del siglo XX. Al mismo tiempo, la visibilidad de la prostituta como correlativo para la novela de masas tendía a ocultar vínculos entre las novelas y la prostitución masculina que también preocupaban a los escritores de la época y que se ponen de manifiesto en la novela corta de El Caballero Audaz, Bestezuela de placer (La Novela de Hoy, 1922), y la novela extensa en catalán de Josep Maria de Sagarra, Vida privada (1932).

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