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LOS ESTUDIOS CULTURALES Y LAS PUERTAS GIRATORIAS NÉSTOR GARCÍA CANCLINI Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa Para Ana María 1¿Cómo averiguar, a esta altura, qué son los estudios culturales? En libros titulados con estas palabras encontramos reinterpretaciones de la historia de la literatura, debates sobre lo que les pasa a la cultura y la política al apoderarse de instituciones familiares o al liberarse de dictaduras, críticas a las flaquezas de las humanidades y las ciencias sociales, polémicas sobre la exegesis legítima o políticamente más productiva de Derrida y de Deleuze, de Lacan y de Laclau, del modernismo y el posmodernismo, de la globalización y de sus antagonistas: subalternos, poscoloniales, posoccidentales. La lista no acaba aquí, y enumerarla sólo serviría para volver exhaustivo nuestro desconcierto. Podría pensarse que sucede hoy con los estudios culturales algo semejante a lo que pasaba hace veinte años con el marxismo, cuando no se sabía si estaba más en alguna de sus apropiaciones estatales o en sus versiones althusserianas, neogramscianas o guerrilleras, hasta que la demolición del muro berlinés volvió menos recias estas distinciones. Algunos críticos insinuaron que tal vez los estudios culturales habían sido exitosos como sustitutos del marxismo. Sin embargo, ahora son otras las condiciones en que se plantean las insuficiencias de los estudios culturales, de las ciencias sociales y las humanidades. Necesitamos conversar sobre la reformulación de los estudios culturales para situarlos en medio de cambios que están ocurriendo sin estrépitos de muros. Haré algunas referencias a transformaciones distintas de las que percibíamos en 1989, y por supuesto de las que hace treinta o cuarenta años incitaron a Raymond Williams, Roland Barthes y otros a lecturas transdisciplinarias sobre los compromisos ocultos entre cultura, economíaypoder. Si estos rasgos aún pueden definir, como en aquella época, el proyecto de los estudios culturales, el problema no es elegir la interpretación correcta o políticamente más eficaz de esas herencias© 2000-2001 NUEVO TEXTO CRITICO Vol. XIII-XIV No. 25/28 NÉSTOR GARCIA CANCLINI sino descubrir los papeles de la cultura en esta etapa del capitalismo. Mis recursos para repensar esto proceden sobre todo de América Latina, pero tomaré en cuenta que una de las diferencias del momento actual es que ya no podemos encapsularnos en las culturas nacionales o regionales. Una tarea clave es situar esta búsqueda en la redistribución actual del poder académico y comunicacional. Al pasar del siglo XX al XXI, cuatro fuerzas prevalecen en la administración internacional de la imagen de lo "latinoamericano": a) los grupos editoriales españoles, últimamente subordinados a megaempresas europeas (Berstelmann, Planeta), en parte complementados por grupos comunicacionales (Prisa, Telefónica y Televisión española); b) algunas empresas comunicacionales estadounidenses (CNN, Time Warner); c) los latinamerican cultural studies, concentrados en las universidades estadounidenses y con pequeños enclaves complementarios en Canadá y Europa; d) los estudios culturales latinoamericanos, entendidos en sentido amplio como la producción heterogénea de especialistas en procesos culturales, literarios y científico-sociales, con un intercambio intenso pero menos institucionalizado que el de los latinoamericanistas estadounidenses. Hay un quinto actor, que son los gobiernos latinoamericanos y sus políticas culturales, pero no es fácil justificar su lugar entre las fuerzas predominantes por su deprimida participación respecto de las tendencias estratégicas del desarrollo cultural. En relación con la producción intelectual, aun es baja la incidencia de las empresas audiovisuales. Un análisis más extenso debiera considerar la reconfiguración actual de las imágenes de América Latina en el periodismo de CNN, los entretenimientos distribuidos por Time Warner, Televisa, Globo, la difusión discográfica de las grandes empresas y otros actores comunicacionales que articulan sus inversiones en medios escritos, audiovisuales y digitales. Aquí me dedicaré, sobre todo, a la recomposición del poder académico y editorial. Los editores españoles, que controlan el mercado de libros en castellano en proporción de siete a tres en relación con lo que suman México, Buenos Aires y el resto...

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