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política y literatura UNA FÁBULA DE IDEjNTnDAD _______________JOSEHNA LUDMER_______________ Yale University 1. El corpus del delito como aparato de articulaciones Si se reúne una serie de narraciones cuyo centro es el delito (y que o pertenecen a la tradición policial), se tendrá posiblemente un aparato ("literario ") de articulación entre textualidades políticas y fábulas de identidad de una línea de la cultura. Y entonces el conjunto de textos de delito ofrece una doble lectura. Por un lado aparece como un corpus de ficciones de exclusión (es decir, de ficciones de eliminación de una diferencia y vaciamiento de su espacio, con corte de descendencia), y por lo tanto como una de las construcciones del sexismo y del racismo. Y por otro, pero a la vez, como un corpus de sueños de justicia, es decir, como una de las construcciones de la razón igualitaria. La doble lectura, o la doble política, parecería ser un efecto de la inclusión de la categoría de delincuente en la fábula de identidad cultural. (La fábula de identidad es, por supuesto, una ficción sobre la relación entre los sujetos y las comunidades; define —y esencializa— razas, naciones, géneros, clases, culturas; se articula en relación con algún poder, toma la forma de un díptico y establece un pacto. Está enunciada entre dos yoes o voces (se dice que es una matriz de doble entrada); funciona casi siempre como aparato de distribución de diferencias y determina integraciones, exclusiones y subjetividades. En literatura puede tratarse de una construcción de lectura, y muchas veces se relaciona con los procesos de canonización. La hipótesis de que las fábulas de identidad son susceptibles de una doble lectura política cuando se construyen sobre la categoría de delincuente o de diferencia legal y cuando incluyen representaciones del estado, es experimental y tentativa.) Las articulaciones entre textualidades políticas y fábulas de identidad, y las ambivalencias que resultan, se leen nítidamente cuando se trabaja con un corpus serial o histórico y no con obras aisladas. Nuestro corpus del delito recorre el siglo XX argentino, con textos muy leídos y filmados, y también incluye algunas narraciones no argentinas. Los crímenes son pasionales y políticos a la vez, porque los textos contienen siempre, además de la representaci ón del personaje delincuente, alguna representación del estado como©1995 NUEVO TEXTO CRITICO Vol. VII Nos. 14-15, Julio 1994 a Junio 1995 90_____________________________________________________JOSEnNA LUDMER delincuente. Algunos de los textos: El casamiento de Laucha, de Payró (1906); Los siete locos y Los lanzallamas, de ArIt (1929 y 1931); "Emma Zunz," de Borges (1946); El túnel, de Sábato (1951); La casa del ángel, de Beatriz Guido (1955); Operación Masacre, de Walsh (1956); y Boquitas pintadas , de Puig (1969). Y "Borrador de un informe" de Roa Bastos (ca. 1960), y Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez (1981). Las diferencias entre este corpus y otras series narrativas con delito dependen del lugar de construcción de subjetividades (la del delincuente, de la víctima o del investigador), del tipo dominante de representación del poder (político, económico, social, racial), del tipo de justicia por el delito (estatal o no), y de su relación con la verdad o el tipo específico de verdad que se postula. Nuestro corpus se constituye sobre la subjetividad culpable del delincuente , la representación de lo político-estatal, la falta de justicia estatal por el crimen, y la relación entre verdad y farsa de la verdad. Con estos datos el conjunto de textos se separa del género poücial y fantástico (donde la culpabilidad por el delito no está subjetivizada), y también del realismo social (cuyas representaciones son económicas y sociales, y no político-estatales ). Es decir, se separa de la oposición entre literatura pura y literatura social. Por lo tanto, las representaciones que acompañan al delito, el tipo de verdad o justicia que implica, y el tipo de subjetividades...

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