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LA CRITICA CULTURAL: PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS _____________________WILLIAM ROWE____________________ University ofLondon Recientemente, en un festival de teatro quechua, se presentó una obra cuyo tema era la desaparición de las personas en las zonas de emergencia, en las que el estado, con la intención de destruir las fuerzas de Sendero Luminoso, ha adoptado las tácticas de la llamada guerra sucia. Pensar culturalmente las desapariciones es pensar una red de amenazas, silencios y demás incursiones de la violencia en la trama de la producción simbólica. En la obra que menciono —y debo esta descripción a Rodrigo Montoya— se divide la escena en tres espacios simultáneos: en uno se ve la captura del individuo desaparecido por el ejército; en otro su familia, llorando su ausencia ; en el tercero, aparece el hombre mismo, ya muerto, y cuenta su experiencia . Obviamente, la multiplicación de espacios escénicos obedece a la necesidad de recomponer una realidad escindida en la que la comunicación y el conocimiento han sido fragmentados. El teatro es el espacio donde la imaginación cobra contornos físicos. Lo que más conmueve, quizás, sea la presencia en escena del muerto mismo. Porque los muertos, en esta circunstancia , son la memoria, y sin las acumulaciones de la memoria no tenemos cultura. En realidad, destruida la memoria social, desaparece mucho más: como la ética, por ejemplo. Y ¿cómo puede sostenerse el estado sin las continuidades que representa? Pero ¿no es, precisamente, el estado el que en el caso citado protagoniza la creación de la amnesia? Entonces habría que preguntar qué tipo de régimen político necesita crear la amnesia. Me perdonarán, espero, lo obvio de estas preguntas. El propósito es conseguir que la cuestión de la memoria y la violencia irradie el debate sobre la cultura. Hay un estudio sobre la amnesia social en las villas miseria de Córdoba, Argentina, durante el último gobierno militar que demuestra la necesidad de un espacio social para la articulación e inscripción de la memoria . Los villeros recordaban bien el tiempo anterior a 1976, pero el período del gobierno militar era para ellos una especie de espacio en blanco. La disminución de la capacidad para el recuerdo tocaba inclusive sus vidas íntimas y personales. Los investigadores sacan la conclusión de que la mayor causa del fenómeno era la supresión de los contextos usuales de la comunicaci ón: "se alteraron formas de la cotinuidad más emparentadas con los mo-©1995 NUEVO TEXTO CRITICO Vol. VII Nos. 14-15, Julio 1994 a Junio 1995 38_______________________________________________________________WILLIAM ROWE dos de relacionarse entre las personas, con los procesos simbólicos, que con los modos de reproducción económica... ya nadie se juntaba para nada, ni para jugar a las cartas o para hablar de fútbol en una esquina... en los colegios , los estudiantes no podían hacer una reunión o un corrillo en los recreos , bajo pena de intervención." Los dos ejemplos hacen visible un conflicto entre el estado y la cultura, no al nivel de las políticas culturales, sino al de los soportes básicos del mundo cultural. En la guerra civil en el Perú, que está destrozando las bases de la vida de la población campesina, ésta ha inventado maneras de reconstituir su universo. Más precisamente, en el ejemplo dado del teatro quechua, se trata de reinventar la capacidad para reflexionar sobre la experiencia, sin la cual no puede hablarse de campo cultural. En cuanto al gobierno militar argentino, parece que hay casos de relativo éxito en cuanto a la supresión de la memoria social. Indudablemente , los ejemplos podrían revertirse: no se trata de clasificar los procesos hist óricos. Lo que sí quisiera proponer es que el estudio de la cultura tiene que pasar por la pregunta por el objeto de estudio. No se debería estudiar el campo cultural sin hacer la pregunta ¿cuáles son las condiciones de existencia de un campo cultural dado? Y ¿cuáles son las transformaciones actuales del campo cultural en el que forzosamente nos colocamos? Son, obviamente...

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