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EL OCASO DE LA VANGUARDIA Y EL AUGE DE LA CRÍTICA ___________________JEAN FRANCO____________________ Columbia University A principios de los años sesenta un grupo de escritores latinoamericanos se dedicó a revolucionar la lectura de textos literarios. Algunos críticos pertenecían a una generación formada en los movimientos de vanguardia de los años veinte y treinta. Otros, más jóvenes se habían reunido en apoyo a la reciente revolución cubana. Estos críticos, por supuesto no pertenecían a la academia. Se llamaban Borges, Fuentes, Cortázar, Vargas Llosa, Onetti, Lezama Lima, García Márquez. En su mayoría —una excepción es Vargas Llosa— no habían pasado por las facultades de letras. Carlos Fuentes como muchos de su generación había estudiado leyes y junto con Sergio Pitol y Marco Antonio Montes de Oca asistía a las clases de Manuel Pedroso que, según el propio Fuentes "nos conducía a la comprensión del derecho burgu és a través de la energía social de Balzac, la sensibilidad privada de Rousseau , o la melancolía burocrática de Galdós". Fuentes también asistía a las tertulias de Alfonso Reyes en su casa-biblioteca, siguiendo una tradición de aprendizaje literario que remontaba a las academias literarias del siglo XIX.2 En América Latina, grupúsculos de intelectuales se formaron alrededor de revistas. Son los años de Amant en Perú, del Como Emplumado, de Casa de las Americas en Cuba, de Siempre y Novedades en México, de Marcha en Uruguay. Estos grupos y otras personalidades aisladas como Clarice Lispector, por ejemplo, formaban no solamente vanguardia artística sino también la crítica más avanzada de la época. Muy diversos entre sí, coincidieron en la necesidad de transformar la lectura y cambiar a los lectores . El instrumento de esta transformación será predominantemente la novela y el cuento . Es interesante que los críticos literarios o culturales más afines a la nueva literatura no eran universitarios de tiempo completo. Emir Rodríguez Monegal y Angel Rama dirigían revistas durante los años sesenta . Carlos Monsiváis nunca enseñaba en la Universidad. Es importante poner énfasis en estos espacios que permitían el desarrollo de una crítica ensayística que no necesariamente se conformara con modelos impuestos por la academia y se expresaban en un lenguaje inteligible para lectores no especializados. Por otro lado, salvo casos realmente excep-©1995 NUEVO TEXTO CRITICO Vol. VII Nos. 14-15, Julio 1994 a Junio 1995 12__________________________________________________________JEAN FRANCO cionales como Antonio Cándido, Noé Jitrik y Ana María Barrenechea, los críticos establecidos en la Universidad guardaba una distancia de la nueva literatura. No es de sorprenderse, por lo tanto, que fueran los propios escritores quienes se dedicasen a importar, diseminar e inventar teorías. Es Octavio Paz quien dedica en 1967 un libro a Levi Strauss. Es Vargas Llosa quien intenta en su libro sobre García Márquez, Historia de un deicidio, combinar un estudio biográfico y un análisis de las estructuras diegéticas y simbólicas de la narración. Es Carlos Fuentes, quien en numerosos ensayos lanza un ataque contra el provincianismo, citando los nombres más ilustres de la literatura contemporánea y a críticos y filósofos desde Paul Ricoeur a Michel Foucault, desde los hippies a los happenings; es Cortázar quien emplea la novela para proponer una nueva poética de la narrativa y son Borges y Cortázar quienes subvierten la separación de alta cultura y cultura masiva, tomando en serio géneros como la novela policiaca o el jazz. Claro, para ambos autores, esta cultura popular no es la actual, es una cultura exótica e importada accesible solamente a una minoría sofisticada. Sin embargo su gesto puede considerarse como un desafío de las normas académicas, un desafío que llega a ser fundamental en las novelas de Cabrera Infante y Manuel Puig. Mientras tanto, en la comunidad de Solentiname, Ernesto Cardenal pone en práctica uno de los proyectos de la vanguardia de hacer...

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