In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

Reviewed by:
  • Posthegemony: Political Theory and Latin America
  • José Ramón Ruisánchez Serra
Beasley-Murray, Jon. Posthegemony: Political Theory and Latin America. Minneapolis: U of Minnesota P. 2010. 375 pp.

Jon Beasley-Murray cimienta el concepto de posthegemonía en tres desplazamientos principales: privilegia el hábito—o habitus pensando a la manera que propone Pierre Bourdieu—sobre la opinión; el estudio del afecto—en la genealogía que parte de Spinoza, florece en Deleuze y Guattari, y desemboca en Brian Massumi—por encima del trabajo con la emoción; y finalmente substituye con la reflexión sobre la multitud—leyendo concepto desde el trabajo de Antonio Negri y Michael Hardt—al discurso centrado en el pueblo tanto de las ciencias políticas como de las humanidades. Esto desemboca en “un análisis de la cultura que toma en cuenta al Estado pero [a diferencia de la hegemonía] sin subordinarse a su lógica” (137).

Las dos mitades de Posthegemony—Crítica y Constitución—están diseñadas de manera semejante: un contrapunto, subrayado por el uso de diferentes tipografías, entre un concepto teórico y un estudio de caso. Los seis momentos son: el 10 de octubre de 1492 en la expedición de Colón, Argentina 1972, Ayacucho 1982, Escalón 1989, Chile 1992 y el 13 de abril del 2002 en Venezuela. Se trata de fechas que leve, astutamente sortean los momentos más obvios de las cronologías, que corresponden a la culminación, fechas donde la inminencia es la característica principal y, por lo tanto, el uso de las herramientas críticas habituales se muestra insuficiente para el análisis.

Salto la lectura del 10 de octubre de 1492, el prólogo del libro, porque es apenas un esbozo donde se plantea el corpus conceptual con el que discutirá. Beasley-Murray entra verdaderamente en materia en su primer capítulo, donde el peronismo le sirve para cuestionar la teoría de la hegemonía más generalizada en el campo de los estudios culturales: la de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Dada la importancia que tiene el populismo en su reflexión, argumenta Beasley-Murray, resulta paradójico el hecho de que la política de Juan Domingo Perón sea prácticamente silenciada en sus textos, esto se debe a que la teoría de Laclau se desentiende del papel del Estado. Su punto de llegada es que los estudios culturales, basados en su enorme mayoría en la teoría de la hegemonía cuya premisa es el populismo, a pesar de privilegiar la subversión, “sólo construyen y consolidan la soberanía” (60).

El mismo tipo de demolición de “Argentina 1972” respecto a los estudios culturales, se repite en “Ayacucho 1982” respecto a la teoría de la sociedad civil. Aquí el objeto de estudio es Sendero Luminoso, una organización que debido a su fundamentalismo resulta absolutamente resistente a cualquier intento de análisis desde las lógicas de la sociedad civil. El cierre del capítulo—y de la sección dedicada a abrir el terreno para su “constitución”—es la propuesta de que en vez de buscar una radicalidad pero evitando el fundamentalismo, como sugiere Néstor García Canclini, sería mejor “buscar un buen fundamentalismo, una buena multitud” (121).

La segunda mitad del libro arranca con “Escalón 1989”, donde se trenzan un estudio del FMLN, focalizado en su toma del Sheraton San Salvador, y la teoría [End Page 577] de los afectos, con el horizonte de una teoría del poder que se base o al menos sepa tomar en cuenta “las constantes interacciones entre los cuerpos y sus resultados” (127). El afecto le sirve a Beasley-Murray tanto como una herramienta conceptual para evitar cualquier discurso trascendente, como para pensar lo irrecuperable para el Estado y apuntar hacia la necesidad de conceptualizar nuevas formas de sociabilidad “intensivas”.

“Chile 1992” es un estudio sobre la “Concertación”, que subvierte el corte que separa la dictadura y los gobiernos democráticos posteriores, argumentando que si se analizan no de manera ideológica, sino desde el punto de...

pdf

Share