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  • Mujeres épicas españolas: Silencios, olvidos e ideologías
  • Cristina González
Ratcliffe, Marjorie . Mujeres épicas españolas: Silencios, olvidos e ideologías. London: Tamesis, 2011. Pp. 242. ISBN 978-1-85566-225-4.

Haciendo alarde de sus extensos conocimientos sobre la épica española, acumulados a lo largo de una vida dedicada a su estudio, Marjorie Ratcliffe nos ofrece un erudito repaso de los orígenes y desarrollo, desde la Edad Media hasta el presente, de una serie de mitos o temas clave estudiados en seis capítulos que tratan, respectivamente, de la Cava Florinda, Bernardo del Carpio, Fernán González, la condesa traidora, los infantes de Lara y el cerco de Zamora. Este repaso le presta especial atención al papel de las mujeres, el cual es más importante en [End Page 560] la épica española que en la francesa. Como indica Ratcliffe, el héroe épico no cambia, pero la heroína, al no estar limitada por la tradición, ofrece más variaciones. Y en la épica española las mujeres son multifacéticas y su papel no es marginal. Al contrario, las mujeres son, con frecuencia, catalizadoras de la acción dramática, como se ve en el Poema de Mio Cid, héroe inconcebible sin el amor y apoyo de su esposa y sin la boda y afrenta de sus hijas, como señala Ratcliffe, quien, sin embargo, no le dedica un capítulo a esta obra, quizás por haberla analizado a fondo en estudios anteriores.

El ejemplo más importante y más famoso del efecto catalizador de las mujeres en la épica española es el caso de la Cava Florinda y su papel en la pérdida de España, relato que circuló tanto entre árabes como entre cristianos durante siglos. La primera versión conocida es un texto árabe del siglo IX escrito en Egipto que habla de la violación de la joven y la venganza de su padre, quien facilita la entrada de los musulmanes en la Península Ibérica. Como dice Ratcliffe, la historia la escribieron los vencedores, quienes compusieron varios relatos achacando la debilidad de los cristianos a los defectos de Rodrigo. Los cristianos acabaron adoptando este punto de vista en sus crónicas, como se ve, por ejemplo, en la primera crónica general, que atribuye la pérdida de España a los pecados de sus moradores. A finales de la Edad Media, Pedro del Corral escribió una obra que presentaba a Rodrigo con más simpatía. Se trata de La Crónica Sarracina, fantasía caballeresca en la que la Cava no sale muy bien parada, ya que se presenta como tentadora y, por lo tanto, merecedora de su desgracia. Es decir, se echa la culpa de la violación a la víctima. Este doble papel de la Cava como víctima por una parte y como tentadora por otra se mantiene a lo largo de la historia de este personaje, que aparece en diversas obras en prosa y verso en los siglos posteriores. La Cava es una de las figuras más importantes del imaginario español, como ha demostrado Patricia Grieve en su libro The Eve of Spain, complemento indispensable de este interesante capítulo, que lo cita.

Si el mito de la Cava es sobre la pérdida de España ante los musulmanes, que se atribuye a una mujer—bien sea como víctima o como tentadora—, el de Bernardo del Carpio es sobre su victoria sobre los franceses, que se atribuye a un hombre. Este hombre es hijo ilegítimo de la hermana del rey Alfonso el Casto, al que aventaja en valor y determinación, encarnando el espíritu de independencia de Castilla. Sus esfuerzos por legitimar su situación podrían verse como un símbolo del nuevo reino, razón por la cual se trata de un héroe castellano por excelencia. Otro héroe castellano de gran relevancia es Fernán González, quien, según indica Ratcliffe, es un símbolo de la unidad nacional. Mientras que en el mito de Bernardo del Carpio...

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