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XXVII
- Callaloo
- Johns Hopkins University Press
- Volume 26, Number 4, Fall 2003
- pp. 1101-1102
- 10.1353/cal.2003.0164
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Callaloo 26.4 (2003) 1101-1102
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XXVII
José Luis Rivas
[English Version]
Ahora son los ojos de una muchacha en flor—
expectantes, tentadores—los que chispean por
los corredores de la casa de madera
Sobre la leche rebosante de la bocana la luz del
faro es una lengua que se enrosca y desenrosca
para alcanzar el fondo de la noche—su otra mar
profunda—
La madera rechina, toda la casa crepita, un
cocuyo verde llama a la alambrada del
mosquitero—en tu recámara
Alguien acerca al tuyo otro quinqué, la mecha
del primero se arrebata con la racha sobre el
morado depósito de petróleo diáfano
Una muchacha, una mujer esbelta, una anciana
todavía con un grano de salmuera en su
vaporoso camisón
¿Ésta es la última marea roja bajo la uva de
playa, nuestro único encuentro?
El abanico de una palmera golpea su armadura de
pandorga contra la tejavana
¿Y la luz que a tajos se recorta? ¿Y a tajos
recompone nuestro despedazado abrazo?
¿Sombras y aspas girando contra el cielo de la
noche?
¿Girando como tentáculos sombríos? [End Page 1101]
¿O como las ondas de aquella lancha, devueltas con
violencia a las bordas desde las márgenes del
estero?
Ésa es la casa de las mujeres espiadas a distancia
Pasean sus ralas prendas de playa en una recámara
alumbrada—y el río se lleva a su paso un puñado
de entrepierna hirsuta en cada mano—
Ellas dilatan en su sueño una gota homeopática
—como la fiebre de las enredaderas en el verano
—de la malaria—
Hay marismas de paso en la curva del horizonte
—donde joviales timoneles enderezan sus arados
—de viento—
¿Cuántas abejas, cuántos clavelones de Indias
bordonean en las celdas de nuestra memoria?
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