Apuntes de un soneto felino

Para Tania

Hielo inmóvil o vuelo de la nieve,
su piel es la tersura de la noche;
su voz, el tinte cárdeno del alba.

Médano y bosque pintan su figura
ya esté quieta en el arco,
o disparada
desde la luna llena de sus ojos.

Ascua fugaz entre la leña,
tiembla al soplo de la luz.
Espiga donde el sol
se compendia y adelgaza
hasta hilo de oro suspendido
sobre el seno del mar.

Aovillado
se cierne a la deriva de la siesta,
ajeno a estas líneas que recortan
la silueta, la sombra
de su sueño.