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ayuda a establecer de nuevo ese puesto en el Parnaso de Poetas Españoles que tanto anhelaba Esquilache cuando preparaba para la publicación su libro de poesía castellana. DAVID H. DARST Florida State University Pérez de Montalbán, Juan. La monja alférez. Estudio crítico y edición de Luzmila Camacho Platero. Newark: Juan de la Cuesta, 2007. 172 pp. Juan Pérez de Montalbán (1602-1638) es más conocido en el presente por ser amigo de Lope de Vega, cuya desaparición lo condujo a la locura y despu és a la muerte, así como por ser destinatario de la feroz Perinola de Quevedo . No obstante, en su siglo, Pérez de Montalbán destacó como un escritor versátil (poeta, novelista y dramaturgo), autor de la compleja miscelánea Para todos, que contó con varias reediciones entre los siglos XVII y XVIII. Luzmila Camacho Platero ha rescatado una de las piezas dramáticas más curiosas de Pérez de Montalbán y de todo el Siglo de Oro, dedicada al célebre personaje de la vascuence Catalina de Erauso. Para Camacho Platero, Pérez de Montalb án pudo conocer a Erauso o al menos conocer de cerca su historia, ya que hacia 1626, año de estreno de la comedia La monja alférez, ella se encontraba en la Corte, gestionando que se le reconocieran sus servicios. Su presencia en Madrid, asimismo, explica la aparición de la obra y el interés que debió generar en el momento de su estreno. Conviene aclarar que el estudio de Camacho Platero se centra mucho más en la figura de Catalina de Erauso, sus repercusiones sociales y culturales en la sociedad de su tiempo, que en la actividad dramática de Pérez de Montalb án. Como ella misma lo confiesa en el prefacio del libro, su interés por la obra en cuestión nace a partir de su tesis doctoral dedicada a analizar al personaje de la Erauso; de allí que la parte más voluminosa y más interesante, por cierto, del estudio preliminar esté dedicada a discutir el problema de la sexualidad de la monja alférez. Bajo el título “Travestismo, lesbianismo e identidad transgenérica”, Camacho plantea que Catalina de Erauso, asumiendo una identidad masculina, alcanzó ciertas oportunidades de realización vedadas por entonces para una mujer convencional. Supo explotar hábilmente valores morales como la valentía, asociada con lo masculino (lo que le permitió exigir mercedes al rey por sus servicios militares cumplidos en las Indias) y, cuando lo requirió, la virginidad, atributo femenino al que recurrió para ganarse la permisividad de las autoridades. Inserta en la tradición de la mujer varonil, la Erauso sacó ventaja concientemente del carácter extraordinario de su caso, el cual causó gran fascinación en la primera mitad del XVII y contó con la venia del rey Felipe IV y la del propio Papa Urbano VIII. Reseñas 109 En lo que respecta al análisis de La monja alférez en sí, Camacho hace una comparación de la misma con el manuscrito Historia de la monja alférez, doña Catalina de Erauso, autobiografía de la heroína (o al menos dictada por ella misma), resaltando los ajustes y datos agregados que tuvo que incluir en su comedia Pérez de Montalbán. Desde dicha perspectiva comparatista, resalta ciertos paralelismos y diferencias de índole argumental con El burlador de Sevilla . Camacho resalta la originalidad de Pérez de Montalbán en el tratamiento de su protagonista. Guzmán, identidad masculina de la Erauso en La monja alf érez, “manipula y subvierte la organización social a nivel personal y escénico desplazando a los personajes masculinos con los que comparte la escena y siendo la única mujer varonil del teatro español que baja el telón vestida de hombre” (57). Con el final de su comedia, en el que Catalina prosigue sus andanzas con traje de hombre por Roma, el dramaturgo propone un personaje transgénero. En ello, no se aleja mucho del final de la Catalina de Erauso hist órica, quien en...

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