In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • Dar(se) Cuenta: La Lógica del Secreto
  • David E. Johnson

En La invención de América Edmundo O’Gorman intenta establecer las condiciones para el descubrimiento de América. El acto de descubrir depende de la conciencia del descubridor y del ser (o sentido) del ente descubierto. O’Gorman propone el siguiente ejemplo, el cual es análogo a lo que le sucedió a Colón: “Supongamos que el velador de un archivo encuentra un viejo papiro en una bodega. Al día siguiente le da la noticia a un profesor universitario de letras clásicas y éste reconoce que se trata de un texto perdido de Aristóteles. La pregunta es ésta: ¿quién es el descubridor de ese documento, el velador que lo halló o el profesor que lo identificó?” (22). O’Gorman arguye que en este caso hay dos descubrimientos. Si uno habla del descubrimiento del papiro mismo—como objeto físico carente de cualquier significado—, entonces el descubridor es el velador del archivo; pero si uno habla del descubrimiento del documento perdido de Aristóteles, pues entonces el descubridor es el profesor universitario, porque sólo él se dio cuenta—“tuvo conciencia” (22)—del significado de lo que había encontrado. O’Gorman concluye: “si alguien enterado del suceso quisiera mantener que el verdadero descubridor del texto de Aristóteles había sido el velador del archivo y que a él le correspondía la fama científica del hallazgo, nadie estaría de acuerdo a no ser que mostrara que tuvo conciencia de lo que había encontrado en aquella bodega. Ése es, precisamente, el caso en que se coloca Oviedo y todos los que, después de él, van a sostener que Colón fue el descubridor de América” (22). [End Page 208]

Lo que está en juego aquí es la posibilidad de descubrir algo sin descubrirlo, de toparse con una masa de tierra sin reconocerla, simplemente por no saber lo que era. Sin duda Colón llegó a una masa de tierra pero en cuanto pensaba que había llegado a los litorales de Asia, nunca se encontró en América como tal o en sí. Según O’Gorman, el descubrimiento de América depende de la diferencia entre la existencia y el ser. Tal distinción pone en tela de juicio la interpretación que predominó durante la mayor parte del siglo veinte, una interpretación que promulgó Samuel Morison en su Admiral of the Ocean Sea, esto es, que Colón había descubierto América por accidente. O sea, Colón descubrió América sin haber intentado hacerlo, sin darse cuenta de haberlo hecho y sin tener conciencia del significado, del ser, de tal masa de tierra. En el argumento de O’Gorman, Colón sólo podría haber descubierto América si América fuese algo en sí, si estuviese dotado “desde siempre, para cualquier sujeto . . . un ser fijo, predeterminado e inalterable” (48). Es decir que “El ser—no la existencia, nótese bien—de las cosas sería, pues, algo substancial, algo misterioso y entrañablemente alojado en las cosas; su naturaleza misma, es decir aquello que hace que las cosas sean lo que son” (48). O’Gorman arguye que según el pensamiento que defiende la substancialidad del ser de las cosas, el sentido de éstas sería inmutable. Tal pensamiento afirmaría que el sentido de la cosa no es una atribución de una conciencia que la encuentra o la inventa. Por esta razón O’Gorman destaca que el descubrimiento depende de un “tener conciencia” que atribuye sentido y por ende ser a lo que es hallado. En esta revolución científica y filosófica se pierde el secreto, el misterio. En el momento en que O’Gorman identifica el ser como la existencia significante, y determina que el sentido resulta de una intencionalidad, excluye la posibilidad del secreto. Una cosa—sea lo que sea: el sol, la luna, América, una cuenta de vidrio—no puede guardar misterio, no puede alojar dentro de sí un secreto, dado que la cosa no excede la intencionalidad del sujeto. Las...

pdf

Share