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YYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY EN BUSCA DE LA PERMANENCIA: EL AGUA EN CABALLEROS DE FORTUNA JOHN B. MARGENOT III EL presente trabajo pretende explorar la extensa simbología acuática en Caballeros de fortuna (1994), la segunda novela del extremeño, Luis Landero. En dicha obra el agua cobra múltiples significados, tanto espacio -ambientales como temáticos y existencialistas. Se discutirá la manera en que las referencias al agua están vinculadas con la dualidad de los cinco personajes principales que se debaten entre el deseo de permanencia y la amenaza de inestabilidad. Estas alusiones al agua se relacionan íntimamente con las resonancias cervantinas presentes en la novelística del autor ya que ésta se fundamenta en lo lúdico con énfasis en la dicotom ía entre realidad y ficción.1 Los personajes de Landero sufren un continuo proceso de (auto)descubrimiento y desilusión y la observación de Richardson a propósito de este aspecto de Juegos de la edad tardía atañe a toda su ficción: “All [characters] experience the realm of the symbolic, in which the subject is always already incomplete, on a neverending quest for wholeness” (165). Se verá que el agua funciona en Caballeros de fortuna como una fuerza que potencia y aniquila los sue- ños de la mayoría de los personajes. Esta simbología se emparenta con lo temporal y lo vital en la novela. Desde las primeras páginas de Caballeros de fortuna se establece de inmediato la doble función que el agua cumplirá en la vida de los habitantes del lugar. Los sucesos narrativos transcurren en un espacio físico 1 La crítica ha señalado este aspecto de su primera novela, Juegos de la edad tardía, con insistencia. Véase especialmente los estudios de Manchón Gómez y Serra. Landero explica que entre los escritores clásicos prefiere a Cervantes “porque está por encima de toda duda. El idioma se ha encarnado en él, es el arcángel del idioma español” (Velázquez Jordán). YYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY 3 caracterizado por un terreno arenoso “con una ribera de aguas inestables y mansas que define y nombra la comarca: los Baldíos de Gévora” (14, énfasis mío). Esta alusión al río local señala el vaivén entre lo cambiante y lo fijo que se asocia con el pueblo y sus moradores. Entre los distintos espacios que se nombran, destaca la placita de Ultramar, y huelga notar que este término confiere nociones de lejanía no carentes de simbolismo . Es decir, el mar se suele caracterizar tanto por su misterioso atractivo como por su inalcanzabilidad (Bollnow 91). En la placita de Ultramar confluyen los sueños y actos de los personajes principales, la mayoría de los cuales se centra en preocupaciones amorosas. Aquí se sitúan las casas de Belmiro Ventura, un profesor recién jubilado, y de Amalia Guzmán, una maestra joven que, tras una dilatada amistad con él, accede a su petición de matrimonio. Sin embargo, terminan su relaci ón cuando él descubre la breve e impactante relación sentimental que ella mantiene con su alumno, Luciano Obispo, quien muere accidentalmente en la placita de Ultramar a manos de su mejor amigo, Esteban Tejedor. Convencido de que su lejano pariente, Belmiro Ventura, ha usurpado la herencia acaudalada en Chile por un familiar apodado El Conquistador, Esteban acude a la placita a asesinar al profesor justo en el momento en que Luciano llega al domicilio de su amante. Así pues, la placita de Ultramar sirve de escenario a los deseos frustados de lograr cierta estabilidad mediante el amor o la adquisición de riqueza lo cual desemboca en la desilusión de estos personajes. Por lo tanto, el entroncamiento del espacio con el ultramar preludia tanto la búsqueda como el fracaso de ellos. El personaje landeriano es soñador por excelencia ya que sus proyectos difícilmente se realizan según comenta el autor: “En el hombre tenemos una enorme capacidad para soñar, para forjarnos proyectos, para ser maravillosos; luego va pasando algún tiempo, vamos envejeciendo , los sueños son sueños que generalmente...

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