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Reviewed by:
  • El capitalismo funeral. La crisis o la Tercera Guerra Mundial
  • Luis Martín-Cabrera
Verdú, Vicente. El capitalismo funeral. La crisis o la Tercera Guerra Mundial. Madrid: Anagrama, 2009.

Vicente Verdú es sin ningún lugar a duda uno de los ensayistas más prolíficos y exitosos del panorama editorial español. En su penúltima entrega, El Estilo del mundo, un ensayo sobre la globalización, Verdú dividía el desarrollo del capitalismo en tres fases: la primera fase que iría desde finales del siglo XVIII hasta la segunda guerra mundial se caracterizaría por ser un capitalismo fundamentalmente fálico y centrado en la producción, el segundo capitalismo que abarcaría desde el final de la segunda guerra mundial hasta la caída del muro de Berlín se centra fundamentalmente en el consumo y la publicidad y finalmente el capitalismo de ficción, predominantemente femenino, cuyo objeto de producción es la vida misma como disimulo y cosmética. Además de las connotaciones misóginas de semejante periodización, Verdú concluye afirmando que toda resistencia frente a el capitalismo de ficción es fútil porque el sistema y el antisistema, el capitalismo y el anti-capitalismo se han confundido completamente.

Dada la actual crisis financiera mundial, tal vez el lector de El capitalismo funeral. La crisis o la Tercera Guerra Mundial espere encontrar una rectificación de los presupuestos anteriormente expuestos por Verdú. Nada más lejos de la realidad. Fiel a su costumbre de seguir adjetivando al capitalismo sin entrar en una crítica de mayor calado, Verdú propone que hemos entrado en un nuevo capitalismo, el funeral. Si en el capitalismo de ficción la simulación ya había ocupado todas las esferas de la vida mundial, ahora estaríamos en presencia de [End Page 106] la ficción suprema: el capitalismo simulando su propia muerte. Está simulación suprema del capital equivaldría—y esto sería lo novedoso—una crisis epocal a un cambio de paradigma pero no fuera del capitalismo (tal cosa para Verdú no existe), sino dentro del capitalismo mismo. Esta es la tesis principal del ensayo: que la actual crisis financiera no es ni una crisis sistémica ni una crisis que pueda resolverse mediante la intervención del Estado en los mercados (una receta keynesiana del pasado abocada a fracasar). La crisis es, según Verdú, una crisis de valores epocal de la que todos somos mitad culpables y mitad víctimas y a la que todos tarde o temprano tendremos que adaptarnos.

Una vez enunciada la tesis principal, Verdú procede a desgranar los distintos aspectos de ésta recurriendo, como es su costumbre, a pintorescos ejemplos de la cultura global de los negocios o de la vida en los Estados Unidos. No debe olvidarse, en este sentido, que Verdú aspira a ejercer su condición de traductor cultural de la globalización para el público hispanohablante. De este modo, los capítulos del libro abordan distintos aspectos de esta nueva fase del capitalismo: los límites del economicismo, la desintegración del dinero, la crisis del valor, la horizontalización de las relaciones sociales y económicas, la cultura del miedo, la nueva política etc.

Como ya señalé anteriormente, Verdú toma partido contra las interpretaciones puramente económicas, porque las considera banales e insuficientes. La economía—escribe Verdú—es la ciencia matemática más avanzada, pero la más atrasada desde un punto de vista humano. Estas explicaciones económicas además tienden a mezclarse con explicaciones irracionales y religiosas sobre el pecado y la codicia de los hombres contribuyendo así a oscurecer aún más el problema. Hasta aquí el lector podría estar de acuerdo con el diagnóstico de Verdú, el problema es que la crítica adolece de lo mismo que critica, sustituye una forma de irracionalidad por otra. Al final todos somos culpables y victimas de la crisis, no es posible saber que empuja o quien se beneficia de la especulación o de la crisis, se trata de fuerzas oscuras de las que todos participamos y somos víctimas...

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