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EL CULTO A LA EUCARISTÍA Y SUS DERIVACIONES MÁGICAS EN EL SIGLO XIII Jesús Montoya Martínez Universidad de Granada Para muchos fieles el cura era un especie de chamán, pues se le consideraba depositario de sabiduría y capaz de poder de sanar mediante hierbas, raíces y sustancias vegetales. Si bien sacerdote y laico participaban del sacranienlum de la Eucaristía, desempeñaban en él distintos roles que le conferían al primero un mágico misterio. La Eucaristía, como todo el mundo sacramental, cuyo centro es, procura al creyente, todavía sumergido en el viejo mundo, el contacto físico con Cristo. Este contacto físico hace que el hombre medieval j)iense queya no es necesario hacer grandes peregrinaciones, buscando el contacto con reliquias para solicitar y poder obtener de modo oblicuo la intercesión de los santos, y curar por medio de ella sus enfermedades o remediar alguna de las precariedades que sufría. El poder intercesorio de la Eucaristía era superior al que podría ofrecernos cualquier reliquia¡)or grande que fuese, ya que era el propio Cristo el que se hacía presente. .Así lo interpretan los actantes en cuatro de las Cantigas de Santa Maria (=CSM). El sacerdote y el culto eucarístico iEn qué se distinguía el monje del señor, del párroco, del labrador o del pastor? En la vida ordinaria, en nada. Todos tenían un mismo medio de vida: la tierra. Su cultivo y explotación era el objetivo diario; de ahí que se trasvasasen usos y costumbres. El laico aceptaba de buen grado el sistema eclesiástico, más elaborado y eficaz. Como ejemplo baste recordar que el régimen horario se basaba en el Oficio Divino, La corónica 36.1 (Fall, 2007): 189-96 190Jesús Montoya Mari/nezLa coránica 3(5.1, 2007 tlel que proceden denominaciones como "levantarse a maitines" o parar el trabajo a la hora de "tercia": se fijaban pagos de tributo por "San Juan" o se sacrificaba el cerdo j)or "San Martín", así como se sembraba j)or "San Quirico". Esta acomodación hizo que la figura fiel monje y también la tlel cura rural buscasen el medio tie diferenciarse mediante el prestigio y muchos acudieran a ellos para remediar sus dificultades materiales y morales, no excluyendo la expectativa de una intervención extraordinaria : el milagro o el efecto mágico. Para muchos fieles, el cura desempeñaba un ¡)aj)el similar al tlel chamán, j)ues se le consideraba dejiositario ríe sabiduría. Los antrop ólogos que estudiaron el fenómeno del chamanismo afirman que el prestigio del chamán en la tribu deriva muv directamente de su poder tie sanar, mediante hierbas, raíces y sustancias vegetales, si bien nunca se les atribuyó el papel de sacerdotes, va fuera porque estaba asignado a otros individuos o porque no existía entre ellos una clase sacerdotal. En cualquier caso, toda la religiosidad tenía su centro en la figura del chamán, el único intermediario con los espíritus. Entre lo que distinguía al sacerdote tlel laico se hallaba la distinta función asignada a cada uno en la celebración de la Eucaristía; el momento de la Consagración se revestía de gran secreto y solemnidad. Todavía se observa la costumbre -sobre todo en iglesias de cristianos ortodoxos- de celebrar el momento de la Consagración con un rito fie ocultamiento. Todo parecía aureolado de un halo mágico en cuyo centro se encontraba el sacerdote revestido de una extraordinaria vestimenta que lo diferenciaba del simjile fiel. Según Xavier Léon-Dufour, para los cristianos el cuerpo y la sangre eucarísticos no sólo recuerdan simbólicamente el sacrificio: Son toda la realidad del mundo escatológico en que vive Cristo. La eucaristía, como todo el inundo sacramental, cuvo centro es, procura al creyente todavía sumergido en el viejo mundo, el contacto físico con Cristo en toda la realidad de su nuevo ser, resucitado, espiritual (s.v. eucaristía). Este contacto físico hace...

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