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ESTAR DE VUELTA SIN HABER IDO. SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS ESTUDIOS LÉXICOS EN LA LINGÜÍSTICA HISTÓRICA ESPAÑOLA Pedro Alvarez de Miranda Universidad Autónoma de Madrid El foro de discusión que han promovido en La coránica los profesores Greenia y Dworkin resulta verdaderamente atractivo. Tanto, que no he sabido vencer la inicial resistencia que en mí provocó su amable invitación para echar en él mi cuarto a espadas. El caso es que no he podido llegar a explicarme a mí mismo las razones de esa inicial resistencia, pero es muy probable que tengan algo que ver con cierto escepticismo de fondo y también con un vago temor a situarme contra corriente. Hay no pocos ámbitos de actividad en que la interrogación acerca de la(s) "crisis" en que la actividad en cuestión se halla inmersa se hace tan recurrente que llega a producir incredulidad, cuando no hastío. No digo que tal recurrencia se haya producido en relación con el tema que nos ocupa, el de la lingüística histórica románica y su hipotética agonía e incluso muerte, pero sí existe alguna cercanía entre la enojosa situación a que aludo y el alcance de varias de las opiniones ya emitidas en torno a él, opiniones a las que cuadraría bien ese conocido par de versos falsamente endosados al numen de Zorrilla: "Los muertos que vos matáis / gozan de buena salud". Por mi parte, tan solo querría aportar al debate un personal punto de vista, con la esperanza de no ser malinterpretado (para lo que, inmediatamente, convendrá matizarlo, desarrollarlo, completarlo): el de que es tanto aún lo que queda por hacer en el campo específico de la lingüística histórica espartóla -o al menos en la parcela en que concretamente me muevo y a la que enseguida me referiré- que "entretenerse" en cuestionar la existencia misma de la dedicación a La corónica 34.1 (Fall, 2005): 131-35 132ForumLa colònica 34.1. 2005 ella podría antojarse ocujiación un tanto irresjionsable. Quiero decir hay "crisis" y "crisis", hay campos muv diversamente roturados, en lo cuantitativo y lo cualitativo, dentro de la Romanistica, y si en relación con algunos la consideración de una jiresunta crisis jxxlría llevar ajiarejada, al menos en el fuero interno, la tranquilidad de la labor cumjilida jior encima de las contingencias adversas (ese valioso consuelo (¡ue en español expresaríamos con la muv castiza frase "que nos quiten lo bailao"), en otros la situación es muv distinta.¦!Es cjiie cabe comjiarar el nivel alcanzado en el conocimiento histórico de la lengua esjiañola con el de la francesa, jior ejemjilo? En el camj)o en que me muevo, el de la historia del léxico. Ia etimología y la lexicografía histórica, la resjiuesta es rotundamente negativa. Hc tenido algunas ocasiones -y ésta es otra de ellas- de exjiresar que, en mi sentir, las subcliscijilinas más deficitarias de cuantas integran Ia lingüística histórica esj)añola son las que conciernen al conocimiento del léxico. La falta de un diccionario histórico completo de la lengua de Cen-anles (en este año 2005 en que, en honor stivo, nos disjionemos a tirar la casa jior la ventana), o de una batería de ellos, es. al mismo tiemjio, el más elocuente síntoma del déficit mismo y la rémora que disuade a muchos de acometer investigaciones ¡lárdales. Yo no sé si algunos se sentirán "de vuelta" resjiecto a tales jjesquisas. Es jiosible cjue sí. Lo que jiarece de cajón es que jiara estar de vuelta conviene haber estado jireviamente de ida. O, dicho de otro modo, que "estar de vuelta" es un "lujo" que algunos no podemos o no deberíamos permitirnos. Los grandes diccionarios históricos han sido frutos más o menos tardíos de un esjiíritu jjositiv ista contra el que se han agotado los denuestos. Ni los renovaré yo, ni abrigo projiósitos exculpatorios. Me...

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