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APROXIMACIÓN A UN ESTUDIO COMPARATIVO DE LAS ARTES DE PREDICACIÓN ESPAÑOLAS Alberto Descalzo de Blas Georgetown University La intención del presente artículo, gran atrevimiento, es dar respuesta a una de las apreciaciones que Alan Deyermond (114) ya había apuntado: la necesidad de un estudio profundo de las artes praedicandi españolas. No es el objetivo de este artículo hacer un estudio exhaustivo de las artes de predicación más importantes, ni presentar todo el proceso histórico, cultural y retórico que está en los cimientos de la predicación medieval. Esta aproximación se centrará, por tanto, en los aspectos más fundamentales. Deyermond entendía que el estudio de las artes praedicandi había quedado en el aire después del trabajo de Thomas Marie Charland de 1936. A este proceso han ido haciendo grandes aportaciones Martí de Barcelona con su trabajo sobre Francese Eiximenis,1 F. Rubio que editó a Alonso de Córdoba, Charles Faulhaber que estudió y editó una parte del Ars piaedicandi aragonensis (Rithimorumfiormarione) y Albert G. Häuf que estudió y editó la obra del franciscano portugués Alfonso d'Alprao. El mismo Hauf (233-34) vuelve a recoger esta preocupación. Como contribución a este proceso se incorporan otras artes de predicación hasta el momento inéditas: Uniuscuiusque sermocinantis,"1 Ad. nodtiam artis praedicandi3 y el Ais praedicandi ara.gonensísA Se ha 1 El único manuscrito que se conserva está en Fblonia: Ars Praedicandi Populo: Cracovia: University Libraryjagellon, 471 (AAA.I.8) fols. 466r-87r. - Sevilla: Biblioteca Colombina. Ms. 7-5-6, fols. 228'-31r. 3 Burgo de Osma (Soria): Biblioteca Capitular. Ms. 15, fols. 218'-25\ 4 Madrid: Biblioteca Nacional de España. Ms. 9589, fols. 60'-66v. La corónica 34.2 (Spring, 2006): 161-77 162Alberto Descalzo de BlasLa corónica 34.2, 2006 revis¿ido asimismo la edición de Rubio sobre .Alonso de Córdoba3 y la parte estudiada fior Faulhaber del arte aragonés. No se ha creído oportuno hacer lo mismo con la excelente edición que realize') Martí de Barcelona sobre Eiximenis. Mi preocupación por este tema comenzó hace unos años con el estudio de un predicador dominico, Sancho Porta (Descalzo de Blas 1995 y 1998), y fue asentándose en años jiosteriores ¿il enfrentarme no a los sermones sino al cuerpo teórico que estaba en la base de la predicación hispánica (Descalzo de Blas 2003 y 2004)." El acercamiento a la temática y la preceptiva de la jiredicación medieval nos introduce en un mundo nuevo en el cjue la visualización de la palabra y la organización de las ideas se convierten en una base fundamental. Uno de los jirocedimientos argumentativos más luibituales de la Edad Media era la cita de ¿uitoriclades, que al tratarse de fuentes escritas adquirían un carácter casi mágico a los ojos de un público iletrado (Deyermond 1 13). Los oradores lo sabían y recurrían a la falsa modestia como un recurso retórico más jiara conseguir la benevolencia del auditorio. La mayoría de la producción intelectual medieval estaba condicionada por la retórica medieval. Si nos ceñimos a un sentido retórico estricto, Icds géneros antiguos (genus indicíale y sus divisiones genus rationale y genus legale; genus deliberativam ? genus demostrativum) son tipos de discursos condicionados por el destinatario. En el período medieval, a los géneros clásicos se ¿iñadirán las artes (ars dictandi o dictaminis, ars poetriae y ars praedicandi). Todas las "artes" son manuales puramente técnicos y permiten seguir la evolución de las concepciones literarias cjue nacen en la retórica clásica (Edgar De Bruyne 2: 14-15). Las artes dictandi insisten sobre la armonía verbal ? el ritmo, las artes poetriae sobre los ornamentos del estilo, y las artes praedicandi sobre l¿i composición estructural o musical del discurso. Todas las artes proponen un ideal de belleza. Si comparáramos estas artes con los estilos arquitectónicos, las artes dictaminis se corresponderían con...

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