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FIGURACIÓN INTRATEXTUAL EN EL POEMA DE MIO CID Julio Hernando Washington University-Saint Louis Las repeticiones temáticas que existen entre distintas secciones del Poema de mio Cid han sido objeto de atención crítica desde hace varias décadas. Alan Deyermond demostró en 1973 que numerosos pasajes del Poema presentan correspondencias estructurales con otras secciones del mismo texto. Frente a la adaptación del modelo oralista de Albert B. Lord a la Castilla medieval propuesta por Ramón Menéndez Pidal (Miletich 23), Deyermond argumentó que estas semejanzas son evidencia de una complejidad compositiva que favorece las hipótesis de autoría única y composición escrita (1973, 69-70). Estudios posteriores, sin embargo, han modificado nuestro entendimiento de las condiciones en que una composición oral pudo haber sucedido en los siglos XII y XIII. Un reciente artículo de Matdiew Bailey, "Oral Composition in the Medieval Spanish Epic", describe un escenario de producción textual muy distante de aquél al que Deyermond se enfrentaba. Bailey no ve ya en el autor oral del Poema al trovador iletrado (Lord 21) en cuya composición sólo cabría esperar la presencia de formas lo suficientemente compactas para mantenerse en la memoria durante el acto de recreación del poema épico (Deyermond 1973, 7172 ). Postula, sí, un acto de dictado oral, pero seguido y complementado por operaciones editoriales de transcripción y revisión (Bailey 2003, 256) en las que la inserción de formas literarias propias de la escritura es mucho más verosímil. Este modelo supera la dicotomía anterior entre composición oral y escrita y, al mismo tiempo, abre un nuevo campo de estudio al forzarnos a revisar el tipo de prácticas compositivas que se manifiestan en el Poema. La propuesta de Bailey da más validez a otra de las conclusiones de Deyermond: la necesidad de analizar la función poética de las pautas de repetición temática del Poema (1973, 71). En este ensayo centraré La corónica 33.2 (Spring, 2005): 65-85 66Julio HernandoLa coránica 33.2, 2005 mi atención en un grupo de pasajes cuyas semejanzas respectivas considero particularmente reveladoras: la salida de Castilla del Campeador y de su comitiva (w. 1-434) y el itinerario que los infantes de Carrion recorren a su vuelta de Valencia (w. 2586-2775). Presentaré, en primer lugar, evidencia que muestra que las repeticiones entre los dos grupos de episodios son más elaboradas y más amplias de lo que la crítica precedente ha dado a entender. Argumentaré después que estos fenómenos textuales sugieren una figuración tipológica entre el Cid y los infantes de Carrion. La presencia de esta estrucUira retórica permite reconsiderar algunos de los supuestos sobre los que se ha construido la lectura comúnmente aceptada del Poema, en particular la suposición de que los valores que el héroe representa coinciden exactamente con los propuestos por el Poema. Las semejanzas que existen entre las acciones del Campeador y las de sus yernos sugieren una disconformidad entre personaje y texto que revela los conflictos ético-sociales suscitados por la exaltación del Cid. En el marco ideológico definido por el Poema, la aprobación que se da al héroe depende de su aceptación del nuevo código de conducta personal y de actuación política que se define en las Cortes de Toledo. Como se recordará, la salida de los infantes de Carrion sigue a las bodas de éstos con las hijas del Cid (w. 2209-2268), al vergonzoso comportamiento de los dos hermanos en el episodio del león (w. 22782310 ) y a la batalla contra el rey Bucar de Marruecos (vv. 2338-2348). Los infantes, exasperados ante las burlas de que los vasallos del Cid les hacen objeto (w. 2532-2537), resuelven abandonar Valencia, volver a Castilla y, en el camino devuelta, vengarse de esas burlas en sus esposas (vv. 2540-2556). Bajo el pretexto de mostrar a las hijas del Cid las propiedades que los infantes poseen en Castilla, los dos hermanos solicitan y obtienen del Campeador permiso...

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