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NOTAS SOBRE EL TOSTADO DE AMORE Antonio Cortijo Ocaña University of California En la teorización cuatrocentista sobre el amor en la Península Ibérica se ofrecen varias soluciones al que podríamos denominar dilema amoroso. Que este asunto, el del amor, ocupa las plumas y mentes de literatos y pensadores en este siglo es conocido de sobra por todos y no necesita de mayor explicación. En estas páginas me centraré en algunas obras de Alfonso Madrigal para sostener que El Tostado pasa revista en su teorización amorosa a las posibilidades de desarrollo temático que este asunto va a dar de sí en la literatura del siglo XV De acuerdo a la teología cristiana, el hombre a partir del pecado original se convierte en un esclavo del placer. Steven Ozment recalca, resumiendo la visión agustiana del De civitate Dei, que el hombre now obeyed and enjoyed die world, his desires having become die rider and his will die horse, and God was to all intents and purposes forgotten. Henceforth, according to Augustine, man was "not able not to sin" (non posse non peccare). (26) San Agustín, sobre quien caerán una y otra vez tanto detractores como defensores de movimientos más o menos reformistas en los albores del Renacimiento (y dentro del mismo), lo había expresado claramente, en particular en sus Confessionum libri. La historia de la conversión del de Hipona es la historia del abandono de su pasión amorosa. Leído en clave erótica, el libro no es sino el abandono del amor mundi por el amor Dei, proceso en quejuegan un papel de primer orden la gracia divina y la fe. Si comparamos la conversión agustiniana con la de su modelo, San Pablo (recuérdese que ambos serán, por ejemplo, los protagonistas centrales del gran auto calderoniano de la conversión, El Sacro Parnaso), en el caso del obispo norteafricano ésta adopta un matiz mucho más sensual. El mundo del que Agustín pide salida es el Zvi corónica 33.1 (Fall, 2004): 67-83 68Antonio Cortijo OcañaLa coránica 33.1, 2004 del placer, y muy especialmente el del placer carnal. Quizá prueba de ello es que la amante que le ocasionó tantos quebraderos de cabeza (nos dice el santo) nunca recibe nombre concreto en las Confesiones, trasunto sin duda del esfuerzo de Agustín por silenciar a toda costa el objeto de su desesperación. Este mismo tema, el del reconocimiento del amor (carnal) como objeto central de la crisis de la conversión, es recogido asimismo por Petrarca, quien aborda el tema agustiniano de modo magistral y hasta lo personifica en su Secretarli. Este Libro secreto, que engarza en diálogo de tres días al mismo Petrarca-personaje y al obispo de Hipona, gira sobre dos temas centrales: el amor (carnal) como obsesión y la depresión clínica. Petrarca parece haber dado un paso más adelante con relación a su De vita solitaria. La soledad recogida y la reflexión en la naturaleza no son suficientes remedios al mal de amor. Agustín pide al italiano que piense constantemente en la presencia de la muerte y que reclame la bondad del amor Dei como único remedium amoris contra su deseo erótico. Le insta a reconocer que su tristeza es voluntaria, o lo que es lo mismo, que está en el poder de la voluntad del italiano el salir de su acedía o tristeza/depresión. Este voluntarismo de raíz agustiniana se centra, no lo olvidemos, en el problema del amor hereos, al que parece aludir Petrarca cuando relaciona su depresión con el anhelo amoroso que se ha convertido en fijación, según él insuperable racionalmente. Petrarca -no sólo en el Secretimi sino en los Triunfos (Roxana Recio, Petrarca y Alvar Gómez y Petrarca en la Península Ibérica)- en los albores del humanismo parece haber encontrado el tono crucial de la discusión de amore que se desarrollará en la literatura del siglo XV Éste analizará el efecto psicológico de la pasi...

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