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LA CRÓNICA COMO HECHO IDEOLÓGICO: EL CASO DE UlESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X Leonardo Funes SECRIT-CONICET Universidad de Buenos Aires Durante la última década del siglo XX, el esnidio de la historiografía hispánica medieval ha tenido relativamente mayor desarrollo y expansión que el de cualquier otro género o autor de las letras peninsulares de ese período. Mientras el interés y la producción crítica sobre la épica, el romancero, el Libro de buen amor, donjuán Manuel, la lírica cancioneril, la ficción sentimental y la Celestina manUivieron el primer plano como en décadas anteriores, los estudios cronísticos salieron de su extrema marginalidad y alcanzaron una mediana notoriedad a través de congresos, libros colectivos y números monográficos de revistas especializadas. A riesgo de sobreabundar en prolegómenos, creo necesario reseñar lo sucedido en este campo del hispanomedievalismo en las últimas décadas. Sobre la labor científica fundadora de Ramón Menéndez Pidal, continuada o complementada por Antonio G. Solalinde, Theodore Babbitt, Benito Sánchez Alonso y Luis Filipe Lindley Cintra, entre los más destacados, una nueva etapa en los estudios cronísticos fue iniciada por la verdadera revolución crítica protagonizada (y todavía continuada ) por Diego Catalán (1962, 1992, 1997). Fuera de las importantes contribuciones de Francisco Rico (1984) y Charles Fraker (1996), casi toda la producción crítica realizada hasta hoy ha estado atenta a las teorías y líneas de indagación sugeridas por Catalán. Esto es visible, en primer lugar, y lógicamente, en la obra de sus discípulos, entre quienes sobresale Inés Fernández-Ordóñez (1992, 1993); también en los trabajos de Fernando Gómez Redondo (1986, 1986-87, 1989, 1990) que han culminado en su monumental estudio sobre la prosa castellana La corónica 32.3 (Summer, 2004): 69-89 70Leonardo FunesLa corónica 32.3, 2004 medieval (1998-2002); luego, en la labor cumplida en tres centros de investigación: el grupo dirigido por Michel Garcia y Georges Martin en París (cuya labor se difunde mayormente en las imprescindibles revistas Cahiers de linguistique hispanique médiévale y Atalaya), el grupo formado por Aengus Ward en Birmingham y el equipo fundado por Germán Orduna en Buenos Aires, ahora continuado por José Luis Mourc, Jorge N. Ferro y quien escribe para lo relacionado con la historiografía. Varios libros colectivos han reunido los estudios particulares de los miembros de estos centros y de otros investigadores independientes como Isabel de Barros Días yJuan Carlos Conde; estos son FernándezOrd óñez (2000), Martin (2000), Ward (2000) y Orduna et al. (2001). A estas compilaciones habría que agregar otros trabajos colectivos que tuvieron un enfoque europeo y que influyeron notablemente en la investigación hispano-medievalista: Poirion (1982), Gumbrecht (1986), Genet (1991, 1997). Comparto plenamente la visión de Inés Fernández-Ordóñez sobre esta eclosión reciente de estudios cronísticos: En una visión general se vislumbran claramente dos líneas de investigación: por un lado, la que ha hecho de la crítica textual un requisito previo e indispensable para sentar los cimientos de la interpretación de los diversos textos, sin por ello renunciar a ella; por otro, aquella que se centra en el análisis discursivo de los textos historiográficos, bien acercándolos a la literatura, bien poniéndolos en relación con el marco socio-histórico en que fueron creados. (2000-2001, 283) En cuanto a la segunda línea de investigación señalada por Fernández-Ordóñez, se ha avanzado bastante en el análisis de los procedimientos literarios utilizados en la elaboración del relato cronístico y en el estudio de la función ideológica y política cumplida por las distintas crónicas. Para ello se ha aprovechado con buenos resultados, en general, los aportes teóricos sobre historicidad, narratividad y ficción de autores como Roland Bardies (1967), Lionel Gossman (1978), Michel de Ccrteau (1993) y Hayden White (1978, 1992), entre muchos...

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