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FORMA Y FUNCIÓN DE LA FRASEOLOGÍA EN LA POESÍA CANCIONERIL: EL DEÇIR QUE FIZO JUANALFONSO DE BAENA Ramón Morillo-Velarde Pérez Universidad de Córdoba La dimensión universal que la fraseología moderna atribuye a los sistemas fraseológicos, manifiesta ya en los estudios de Roos (1985) o Cemyseva (1988) con carácter general, o de Fóldes (1988) para aspectos particulares, constiurye una invitación para la extensión histórica de su estudio. A esta extensión han de contribuir poderosamente proyectos como el titulado Diacronía de la Fraseología Española (DIAFRAES), de la Universidad de Valencia, inteligentemente dirigido por María Teresa Echenique. Entre tanto, se pretende una primaria aproximación al uso que de la fraseología se hace en un entorno lingüístico bastante singular, relativamente poco explotado con fines histórico-lingüísticos, y que, sin embargo, en éste y en otros aspectos es particularmente productivo. Me refiero a la lengua de la poesía cancioneril, esa corriente que, fecundada por la lírica de tipo popular, y heredera de la poesía galaico-portuguesa y provenzal, crea la primera tradición poética estrictamente castellana desde la segunda mitad del siglo XIV, todo el XV y penetra profundamente en el siglo XVI (la última edición del Cancionero General data de 1573). La importancia de este corpus trasciende la de su cuestionado valor poético (Whinnon 1981) para convertirse en testimonio de amplias zonas de la lengua de estos tres siglos cruciales para la historia del español que, muchas veces, no tienen otra presencia documental. En el ámbito concreto de la fraseología, la poesía cancioneril se muestra especialmente fecunda. Brian Dutton (1990) afirma haber identificado en ella más de un millar de refranes, sin que probablemente se haya agotado el campo, como lo prueba el hecho de que haya pasajes La corónica 32.2 (Spring, 2004): 45-68 46Ramón ??????-Velarde PérezLa coránica 32.2, 2004 en la poesía cancioneril en los cuales da la sensación de que nos hallamos ante unidades fraseológicas de carácter paremiológico, sin que ello pueda afirmarse sin ningún género de dudas. Por otra parte, en la ya clásica, y todavía útil, recopilación de refranes y frases proverbiales de la Edad Media, que debemos a Eleanor O'Kane se citan no pocos ejemplos procedentes de este corpus documental, analizándose incluso con cierto detalle en el estudio preliminar el uso que hace Alfonso Alvarez de Villasandino de algunos recursos paremiológicos (O'Kane 1959, 24). Las dos cuestiones apuntadas (identificación de los enunciados fraseológicos presentes en la poesía cancioneril y el estudio del cómo y del por qué de su inclusión en los diferentes géneros y textos poéticos de los cancioneros) distan mucho de estar adecuadamente resueltas. Y eso que algo se ha avanzado sobre ellas en lo trabajos citados antes. Se observa en ellos, sin embargo, una carencia importante, quizás porque están realizados desde un ángulo casi exclusivamente literario: me refiero a que sólo consideran un aspecto (el de los refranes) del universo fraseológico, obviando resto de los otros formantes, algunos de los cuales, como las locuciones, constituyen el centro mismo de ese universo, el prototipo de la unidad fraseológica (Ruiz Gurillo 1997). Por otra parte, la práctica totalidad de los estudios más solventes sobre el tema insisten en el carácter orgánico y unitario que el universo fraseológico presenta, lo cual hace casi obligado su estudio conjunto, con el objeto de observar cómo ese universo se manifiesta en textos concretos, revelando una configuración particular, fuertemente dependiente de la concreta tradición discursiva a la que el texto pertenece, y muy vinculada a su momento histórico y a su entorno sociocultural. El ámbito textual al que vamos a ceñir nuestra observación lo constituye un larguísimo poema de 1751 verso, compuesto por 218 coplas de arte menor más un pareado inicial y una finida de 5 versos, en todos los...

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