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EL SIMBOLISMO DE LOS COLORES Y LA ESTRUCTURA DEL SIERVO LIBRE DEAMOR Enric DoIz i Ferrer Valencia La expresión literaria de la aventura espiritual del protagonista del Siervo libre de amor precisa la incorporación de un lenguaje simbòlico reconocible por el lector que dé cuenta de una manera concisay artística de sus tortuosas evoluciones anímicas, como promete el Auctor a Gonzalo de Medina al principio de su epístola confesional. La misma necesidad se plantea en la "Estoria de dos amadores", que opera en el conjunto de la obra como su contrapunto. La significación simbólica de los colores en la prehistoria y la protohistoria es única y responde al dualismo básico de la luz: lo positivo representado por el blanco y las tinieblas, de carácter negativo, a las que corresponde el negro. Este dualismo, que no ha perdido vigencia en nuestra sociedad, resulta fundamental a lo largo del texto. El uso que hace del color la literatura clásica en sus descripciones del mundo natural, uso que los escritores medievales sagrados y profanos recogen como herencia y transforman, así como la evolución de su sentido en la iconografía pictórica hasta el siglo XV y la significación heráldica en la sociedad cortesana tardomedieval, permiten aJuan Rodríguez del Padrón manipular un material rico y variado que aprovecha para describir fenómenos de difícil representación de modo estilísticamente convincente, sean las transformaciones contrarias al orden de la naturaleza o la descripción de las pasiones del irascibley el concupiscible que reinan con indiscutida autoridad sobre los personajes de la novella. Para ilustrar el uso simbólico de los colores en la obra del franciscano gallego y también para mostrar hasta qué punto pueden resultar útiles para justificar la unidad estructural del texto, quiero examinar de manera especial dos momentos próximos que tienen lugar al inicio de La corónica 35.1 (Fall, 2006): 109-36 110Enric DoIz i FerrerLa corónica 35.1, 2006 la parte del Siervo libre de amor que en el manuscrito aparece bajo el epígrafe de "Solitaria e dolorosa contemplación": la mutación del canto alegre del ruiseñor en un lamento sollozante y el cambio cromático que experimenta el caballo del Auctor, que pasa del alazán al negro. El episodio en que dichas transformaciones se insertan es el siguiente: Comoyo el sin ventura padeciente por amar errase por la escura selva de mis pensamientos al punto que los montes Crimios, consagrados al alto Apolo, que es el sol, atiende su resplandor ... arribé ... a los tres caminos ... trayendo mis lientos passos por verdura ... secavan las yervas por donde alcançavan mis pisadas. El lindo arrayán ... fue despojado de su vestidura; e la verde oliva ... no padeció mas verdes fojas; e el ruiseñor ... trocó el breve con el triste atronó. Las ledas aves ... mudaron los sus dulces cantos en gritos e passibles lays; todas las criaturas que eran enverso de mí padecieron eclipsi por diversas figuras. Es de maravillar que aun el trabajado portante, en las partes de Italia conocido por el alazán, fue tornado del sol, que es oy dia del triste color de todas mis ropas: tanto que yo dubdava de lo conocer ... E yo solo que estava en poder de la grand tristura, vistas las mudas aves, criaturas, plantas non sentibles en tal mudança de su proprio ser por causa mia, fue alterado fuera de mí. E mi libre alvedrío ... no tardó seguir la descendiente vía que es la desperación que enseñaba el árbor pópulo ... consagrado a Hércules por la guirnalda de sus blancas fojas, que pasó al reino de las tiniebras donde las medias partes, brasadas de las bivas llamas, tornaron escuras según que parecen (Siervo 165-67; fol. 132r: 18-19).1 Convendrá recordar que el protagonista, tras el hundimiento de sus expectativas eróticas, rechazado por la dama a la que cortejaba y ya creía haber conquistado, se ha retirado "al templo de la gran soledat" (Siervo 165; fol. 131v: 18) a alimentar su angustia y su...

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