Vender libros de debajo de la mesa: Un diálogo en la Feria de Tristán Narvaja

Roberto Cataldo ha dedicado la vida entera a la venta y edición de libros. Su librería se llama El Galeón, está especializada en libros antiguos, y hoy se encuentra en la Ciudad Vieja de Montevideo, con sucursal en Punta del Este. Durante varios años, cada domingo, Cataldo ha armado sus mesas de libros en la popular Feria de la calle Tristán Narvaja. Allí fue donde conversamos brevemente sobre los procedimientos de que se valieron los libreros para vender libros "incómodos" durante la dictadura militar. La pasión de Cataldo por los libros lo ha llevado también a publicarlos, y entre ellos, una edición facsimilar de la revista que Juan Carlos Onetti editara en sus orígenes: La Tijera de Colón.

En aquella época la situación era bastante difícil y había una cantidad de autores que estaban bastante complicados para la venta. Sobre todo, la gente que estaba vinculada a Marcha, principalmente, por supuesto, Angel Rama, Onetti, Jorge Ruffinelli, Mercedes Rein, gente que estaba prohibida implícitamente. Y había que ingeniárselas. Por ejemplo, teníamos cajas debajo de las mesas, y entonces, en determinado momento, cuando alguien pedía alguna cosa en forma especial, tratábamos de venderlas de manera sotto voce, como se dice.

O si era un material más "complicado", lo referíamos a la librería, donde yo tenía un depósito grande.

La situación era vender "en confianza", porque había gente que te hacía la pregunta a ver qué le contestabas. En algún caso, existía la posibilidad de que la gente te pidiera libros para complicarte y crearte problemas. Hubo gente a la que llevaron presa por tener Cuadernos de Marcha, que eran de carácter histórico y no vinculados directamente a la política.

La situación se planteaba en esos términos, y había que ingeniárselas para buscar alguna forma de venta que no fuera la tradicional de exhibir los libros encima de la mesa. Había que venderlos de debajo de la mesa.