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  • 1990: Onetti
  • Jorge Ruffinelli and Ramón Chao

Onetti - Francia 1990. Programa Océaniques. 3 horas. Cámara: José María Berzosa. Entrevistador: Ramón Chao.

La entrevista de Ramón Chao con Onetti, para la television francesa y más tarde recogida en libro, en francés y castellano (Onetti. Paris: Plon, 1990; [End Page 235] Un posible Onetti. Barcelona: Ronsel, 1994) es sin duda la major que le hayan hecho. "Compite" en ese rubro de calidad con las de María Esther Gilio, pero hay una gran diferencia en tono y actitud, de Onetti, entre ellas. Gilio fue una amiga, y sus entrevistas fueron breves y sostenidas; a Chao, Onetti no lo conocía, y el diálogo duró varias sesiones en cuatro días. Con Gilio, Onetti "jugaba", a Chao se le "suelta" de una manera asombrosa, y la leyenda del Onetti monosilábico, imposible en entrevistas, se rompe definitivamente. Ante Chao, por virtud de algún misterio ya imposible de dilucidar, Onetti se entusiasma y contesta las preguntas de manera abundante, profusa, con sentido del humor pero jamás burlándose de su interlocutor. Al contrario, varias veces se sorprende de qué buen trabajo previo éste ha realizado, porque actualiza textos y circunstancias biográficas que Onetti aparentemente había olvidado.

La fluidez, sagacidad, inteligencia que Onetti pone en sus respuestas y opiniones indica una extraordinaria comodidad ante su entrevistador. Intuye (y comprueba) que Chao "se sabe" su literatura pero, además, que le importa. Que no se trata de una entrevista periodística, sino de un diálogo verdadero entre dos personas maduras, que tienen una vision del mundo, que a veces coinciden en ella, pero ante todo que respetan las divergencias. Claro, Onetti es siempre la "figura" central, y sabe que sus palabras son las que se subrayarán y perdurarán en ese diálogo.

Es tan inusual la actitud de aceptación de Onetti (a quien, como en otros documentales de la época, le faltan dientes por encontrarse en medio de un tratamiento odontológico), que en dos momentos prácticamente clama por más preguntas que lo hagan rememorar el pasado o pensar en su literatura. La última es la más dramatica, porque sería el final de la entrevista, Chao debe regresar a Paris sin perder su tren, y Onetti dice que aún tiene cosas que contar…

La técnica de Chao consiste en una serie de dispositivos para mantener el diálogo sin que éste ceda por fatiga. Uno, el más elemental, consiste en confrontar a Onetti con momentos y hasta "secretos" de su pasado, que Chao que obtenido por Raquel, la hermana de Juan Carlos, y por una enjundiosa investigación en todo lo escrito sobre Onetti. El segundo dispositivo es como un juego: lee fragmentos de cuentos o novelas de Onetti y éste debe identificarlas. La verdad es que la mayor parte de las veces Onetti se equivoca en identificar sus propios textos, y por una razón fundamental explicada y reiterada varias veces: nunca se ha leído. Una vez publicadas sus obras, éstas dejan de pertenerle y tal vez hasta de interesarle. Pero, así y todo, recuerda qué pasajes le dieron mayor "felicidad" escribir, y éste resulta uno de sus principios impostergables. La felicidad de la escritura, a veces pero no siempre acompañada por la felicidad de la lecura de parte de sus numerosos lectores.

En el primer aspecto, Chao hace un trabajo muy professional, consistente en confrontar, para medir, el mito con la realidad. Desde la "iniciación" sexual del escritor, sus varios matrimonios (y por qué fracasaron), la persistencia de más de treinta años de su vida con Dolly (como un mentís a su teoría del amor que se esfuma), su "camitis" (afición a vivir en la cama, siempre apoyado en su codo [End Page 236] derecho, que ya sufría del esfuerzo y del abuso físico), y varios otros aspectos del modo ideiosincrático de vivir de Onetti.

El segundo aspecto tiene un valor añadido, que los críticos de su obra no podrán dejar de agradecer, porque al desafiar...

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