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point that Tirso's characters react more swiftly to given and changing situations than do characters created by other dramatists, and that Don Juan and Finea, in comparison to other characters in the same plays, are definitely superior. Although this chapter has some good textual commentary, it also contains unnecessarily long plot summaries of El burlador de Sevilla and La prudencia en la mujer. It is uneconomic to spend so much space on the plots of plays that are surely wellknown to the intended reader. It would have been more effective to move directly to the comments on the characters ' abilities to handle situations requiring fast thought and action. The tendency toward inessential plot summary is a constant in this book. Several times in the book, Agheana compares Tirso to both Lope and Calder ón and, invariably, concludes that the latter two are inferior: Lope's protagonists tend to act and react in terms of a rigid structure that is imparted to them; their behavior appears determined by the celebrated values of love, honor, reHgion and so on ... In short, Lope's characters lack psychological insight . . . (30). Even Segismundo . . . for all his introspection, does not compare favorably with Don Juan, Doña María de Molina or Don Melchor, in terms of intelHgence . . .(31). The possibiHty that Lope and Calderón may have had other purposes for their plays and for their characters than did Tirso is not discussed. Agheana's overzealousness results in the loss of proper critical distance. Univ. of Kansas William R. Blue ^»€3^v MIRA DE AMESCUA, ANTONIO. La casa del tahúr. Con introducción y notas de Vern G. Williamsen. Estudios de Hispanófila no. 26. Department of Romance Languages University of North Carolina. Distribuido por Editorial CastaHa , Madrid, 1973. Paper, 152 pp. La comedia de enredo, La casa del tahúr, que edita WilHamsen, se basa en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid, fechado en 1616, con un añadido posterior de manos de histriones para hacer posible la representaci ón de otra manera. Como en casi todos los remiendos de comedias antiguas el arreglo fue malo, y así lo hace constar el presente editor. Todo el trabajo del Profesor WilHamsen es ejemplar y se nota su conocimento y devoci ón por la obra del dramaturgo de Guadix, ya demostrados en otra edición (No hay dicha ni desdicha hasta la muerte) y estudios varios. La teoría de Claude E. Aníbal, otro buen estudioso de Mira, en cuanto a los manuscritos "autógrafos" (¿), que ahora sigue otra vez WilHamsen, no está del todo clara. Hace tiempo Montesinos negó el procedimiento por enrevesado y nada frecuente en la época. Dictar versos no es nada fácil, y no vemos razones de peso para que así fuera. Lo cual no niega que estas obras sean todas auténticas de Mira y que los añadidos "Laus Deo" de las hojas finales sean de mano del poeta mismo. En cuanto a la fama y prestigio de Mira, según Io que dice Vêlez de Guevara en El diablo Cojuelo (pubHcado en 1641 ) , no demuestra justamente que por esa fecha "ya iba olvidándose tanto el nombre como el renombre del excelso poeta gaudijeno". Vélez redact ó su Hbro, como mínimo, 15 años antes de pubHcarse, aunque lo retocara y añadiera alrededor de 1640 para la 88 pubHcación definitiva. Excepto en los casos de Lope y Calderón el nombre de los demás dramaturgos grandes de la comedia antigua española se encuentra rodeado de anécdotas y misterio sin orden, siempre difíciles y quejosos para sus estudioso. Es normal que la crítica universal no se haya dedicado a nuestro teatro con verdadero entusiasmo porque es difícil ver en él un gusto serio e inmediato. El arte de la "comedia nueva " fue un arte popular y de encargo, y lo mismo que al público le gustaba más cuanto más se adaptaba a él como espectador, así acontece al lector o espectador actual. Uno tiene que leer unas 20 comedias de Lope para realmente darse cuenta del alto interés y especial...

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