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El monstruo como alegorı́a de la mujer autora en el Romanticismo: Frankenstein y Sab irene gómez castellano university of virginia, charlottesville  En Literature after Feminism (2003), Rita Felski explora las alegorı́as de autorı́a femenina o imágenes de la mujer escritora que han prevalecido en el discurso feminista de los últimos veinte años—como por ejemplo, la metáfora desarrollada a partir de The Madwoman in the Attic de Gilbert y Gubar que asocia el ser escritora en la época victoriana con la locura y la reclusión—. Felski subraya la dimensión estética de las llamadas ‘‘allegories of autorship’’, que no son ‘‘empirical descriptions of female authors so much as potent, densely packed metaphors ’’ (59). En este estudio me propongo discutir la(s) alegorı́a(s) de autorı́a femenina que Gertrudis Gómez de Avellaneda (Puerto Prı́ncipe, 1814—Madrid, 1873) construye en su primera novela, Sab (1838). La figura del protagonista mulato que da tı́tulo a la novela de Avellaneda comparte muchos rasgos con la criatura de Frankesntein, or the Modern Prometheus (1818) de Mary Shelley (Londres , 1797—1851). Y si tanto la criatura como el esclavo mulato son considerados por gran parte de la crı́tica feminista como dobles textuales de sus autoras, el carácter monstruoso de ambos personajes puede servir para ilustrar también el de sus autoras y para subrayar su modo problemático de alegorizarse en el texto. Antes de que el concepto del autor ‘‘muriese’’ de manos de teóricos como Barthes o Foucault (Felski 58), las alegorı́as de autorı́a se limitaban al mundo masculino. Como afirma Felski, ‘‘the Promethean hero, the Oedipal rebel, the Bohemian artist, the visionary sage are all indisputably male figures’’ (58). Tanto en Sab de Gertrudis Gómez de Avellaneda como en Frankenstein de Mary Shelley encontraremos el reflejo—y la problemática convivencia—de distintas imágenes de autorı́a románticas. En Frankenstein, encontramos la yuxtaposición—abocada al fracaso—de un ideal de autor prometeico masculino, el doctor Frankenstein, y su criatura, el monstruo que sirve en parte para representar la autorı́a femenina en el texto y su condición trágica. En Sab, el esclavo mulato homónimo será una representación similarmente monstruosa a la que vemos en la criatura de Mary Shelley por la convivencia en su cuerpo de dos razas en una sociedad esclavista y por su amor ilı́cito e incestuoso por su ama y medio prima Carlota. 1 Agradezco las valiosas sugerencias y apoyo prestados por David Haberly y Ruth Hill para mejorar este trabajo. 1 ‘‘Sab is a suvbersive character because he is the only slave in Cuban literature to love his white mistress’’ (Rosenthal 80). 188  Revista Hispánica Moderna 60.2 (2007) Ambos, la criatura y Sab, pueden ser vistos como dobles de sus respectivas autoras , y a su vez, en ambos se da una igual representación que alude a la hibridez incompatible—y en última instancia monstruosa—de las partes—vivo y muerto, blanco y negro—que caracteriza a los protagonistas. 2 Gran parte—pero no sólo—de manos de la crı́tica feminista, el concepto de autorı́a resucita, y con él surgen distintas imágenes—metáforas—que ayudan a comprender, a dar visibilidad a la idea de la ‘‘mujer escritora’’ (ver Felski 59), y a contemplar los textos creados por mujeres desde una nueva perspectiva. En esta lı́nea, uno de los estudios recientes más sugerentes respecto a Sab es ‘‘Sab, c’est moi’’—comprendido en Foundational Fictions (1991)—de Doris Sommer. La tesis principal del estudio depende en gran parte del reconocimiento de que la persona Gertrudis Gómez de Avellaneda tiene una proyección real en su personaje . Si el tı́tulo del capı́tulo de Sommer—‘‘Sab, c’est moi’’ subraya la ambigua equivalencia entre la autora y su personaje, otras crı́ticas como Debra Rosenthal defienden que, al menos al final de la novela, Avellaneda se identifica con Carlota y no con el esclavo: ‘‘Gómez de Avellaneda identifies not with the buried slave [Sab] but with her heroine...

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