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FORUM MÁS SOBRE LA «TRAGEDIA MIXTA» CALDERONIANA JOSÉ M. RUANO DE LA HAZA University of Ottawa En un artículo publicado recientemente en las Actas del Séptimo Coloquio Anglogermano sobre Calderón, celebrado en la universidad de Cambridge en julio de 1984 (Hacia Calderón VII, ponencias publicadas por Hans Flasche [Stuttgart: Franz Steiner, 1985], 17-53), Alfonso de Toro ofrece algunas «Observaciones para una definición de los términos Tragoedia', 'Comoedia' y Tragicomedia' en los dramas de honor de Calder ón» en el curso de las cuales dedica unas tres páginas a dos artículos míos: «The Meaning of the Plot of Calderóne El mayor monstruo del mundo» (BHS, 58 [1981], 229-40) y «Hacia una nueva definición de la tragedia calderoniana» (BCom, 35 [1983], 165-80). El hecho de que de Toro exprese su desacuerdo con la definición propuesta en esos trabajos no justificaría ningún comentario por parte mía. Si me atrevo a utilizar estas páginas es, primero, porque de Toro, a mi parecer, tergiversa mis argumentos y, segundo, porque la idea central de mis dos artículos, idea más o menos válida pero idea al fin y al cabo, no aparece por ninguna parte en su trabajo. Por esta razón me veo en la necesidad de repetir lo que, a mi entender, ya dije claramente. La principal objeción de de Toro parece ser que, para mi tentativa definición de la tragedia calderoniana, me baso en «dos definiciones dife263 264BCom, Vol. 37, No. 2 (Winter 1 985) rentes del término 'tragedia mixta'». Según de Toro, en mi primer artículo , la «tragedia mixta» emerge como «resultado de la mezcla de la tragedia morata y pathética», mientras que en el publicado en esta revista«parte de la mezcla de 'tragedia cristiana' y 'tragedia neoaristotélica'» (pág. 43). Lo primero que debe comprender de Toro es que dos artículos sobre temas diferentes no deben ser enjuiciados como si fuesen uno sólo. Como indico en el resumen que precede al trabajo publicado en BCom, el segundo representa una ampliación de una idea esbozada en el primero. En segundo lugar, no es correcto decir que la definición que propongo es resultado o mezcla de dos tipos de tragedia. En el primer artículo definí la «tragedia mixta» clara y sucintamente como «a tragedy which following the recipe for a tragoedia pathética turns out to be in the end a tragoedia morata» (pág. 237); es decir, no las dos cosas a la vez sino primero una y luego la otra. En el BCom repetí esta definción con estas palabras: «En una tragedia calderoniana lo que el espectador creía [inicialmente] ser fuerza malévola que trataba de destruir a seres inocentes sin motivo alguno, resulta ser al final expresión de la Providencia divina, que está castigando ejemplarmente a los idólatras del honor» (pág. 175). Como puede verse, mi definición no implica mezcla de dos fórmulas para producir un extraño híbrido (como parece entender de Toro) sino más bien combinación o coexistencia de estas dos fórmulas. Mi fórmula de la tragedia calderoniana se asemeja a un prisma de dos caras. Si la acción de El médico de su honra se observa desde el punto de vista del protagonista nos encontraremos inevitablemente con una tragedia de corte clásico {pathética o neoaristotélica). Vista a través de la otra cara del prisma, sin embargo, ese mismo drama se convierte en una tragedia cristiana o morata. En «Hacia una nueva definición» explico cómo en los dramas del honor marital existen «dos líneas arguméntales paralelas, según tomemos el punto de vista del personaje o del lector o espectador ilustrado» (pág. 169). Las dos caras del prisma no son, sin embargo, visibles al espectador desde el principio de la representación. Como dije en el artículo de BCom, al presentar deliberadamente la acci ón exclusivamente desde el punto de vista del protagonista, Calderón logra que el espectador...

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