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TRIBUTES RECUERDO DE STEFANO ARATA El 20 de julio de 2001 se fue para siempre, nadando en las aguas del Mediterráneo, Stefano Arata. Su muerte—además de ser un dolor para quienes lo conocimos y lo quisimos—supone una gran pérdida para el hispanismo internacional. Stefano, aunque todavía muy joven—acababa de cumplir cuarenta y dos años—era un gran estudioso. Por ello, es su figura "pública" la que quiero recordar en estas líneas: la del hispanista internacionalmente estimado y apreciado; la del profesor que se dedicaba con todo su entusiasmo a la tarea docente; la del estudioso que no escatimaba energías en animar proyectos de investigación y de intercambio cultural; y la del amigo generoso dispuesto siempre a ofrecer sugerencias y apoyo. Lo que más me gusta recordar de Stefano Arata es, quizás, su anhelo a la superación de cualquier tipo de fronteras para reunir junto a él a personas de edad, nacionalidad y escuelas distintas, pero todas ellas unidas por el amor compartido a la literatura y a la cultura. Stefano Arata amaba muchísimo a España, donde había vivido de adolescente y donde había vuelto, tras haberse doctorado en Roma, para enseñar en las Universidades de Salamanca, primero, y de Vitoria, después. A la literatura española había consagrado sus estudios, dedicándose especialmente al teatro del Siglo de Oro desde sus inicios como investigador. Así, su tesis doctoral—leída en 1987—versaba sobre Miguel Sánchez "el divino ," dramaturgo hasta entonces poco menos que desconocido y que Stefano Arata consiguió rescatar del olvido, enmarcándolo de forma adecuada en el período de formación de la Comedia 233 234BCom, Vol. 54, No. 1 (2002) Nueva. Luego, a comienzos de los años noventa, se le abrió la posibilidad de volver a Italia, posibilidad que Stefano aceptó para enseñar, primero, en la Facultad de Lenguas y Literaturas Extranjeras de la Universidad de Pisa, donde trabajó con Giuseppe Di Stefano—con quien le unía una gran estima y amistad —y, después, en la Universidad "La Sapienza" de Roma, donde era catedrático de Lengua y Literatura Española en la Facultad de Letras. La decisión de volver no fue sencilla para Stefano Arata, ya que se sentía escindido entre dos patrias, Italia y España. Su trabajo de estudioso y de profesor fue, entonces, para él una forma de dar sentido a esta condición existencial, así como lo era su manera de vivir el trabajo, con gran dedicación profesional y ética. Creo que uno de los rasgos más característicos de su labor de estudioso era la capacidad de conjugar erudición y esfuerzo interpretativo. Recordamos todos su catálogo de los fondos teatrales manuscritos de la Biblioteca de Palacio (1989), manuscritos que han echado una luz inapreciable sobre un período crucial en la formación del teatro español moderno y entre los que más tarde, en 1992, Stefano Arata creyó descubrir una comedia perdida de Cervantes, la Jerusalén, que editó con un estudio atributivo apreciado por cervantistas y especialistas de teatro. Supo ver la importancia de las loas que conservaban algunos manuscritos de ese mismo fondo y decidió editarlas en 1995, cambiando la historia del género loa. Estudió, además, la procedencia del fondo, aclarando aspectos importantes del coleccionismo teatral del siglo XVII. Y, al lado de estos estudios de talante más bien erudito y filológico, realizó otros de tipo interpretativo , pues no había cesado nunca de interrogarse sobre la novedad y la peculiaridad de ese teatro de transición, tratando de elaborar coordenadas para su interpretación. Fue precisamente esto lo que lo acercó al grupo de estudiosos coordinados por Joan Oleza, con quienes había entablado fecundas relaciones de intercambio científico. Las cuestiones críticas centrales para el estudio de este teatro más maduro, al que llamamos Comedia Nueva, también le interesaban a Stefano Arata: el problema de los géneros, el tema del honor, el significado simbólico de los espacios o la adecuada interpretaci...

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