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Cervantes, América y el contagio del vacÃ-o Alberto Medina is an Assistant Professor at Boston University . He is the author of Exorcismos de la memoria: polÃ-ticas y poéticas de la melancol Ã-aenlaEspañadelatransici ón. He has written articles about contemporary Spanish and Latin American literature . He is currently working on a project about the politics of light in Spanish Enlightenment . The colonialist demand for narrative carries,within it, its threatening reversal: TeUus why we are here. It is this echo that reveals that the other sïà e of narcissistic authority may be the paranoia of power; a desire for authorization in the face of a process of cultural differentiation which makes it problematic to fix the native objects of colonial power as the moralized others 'oftruth. (Bhabha 100) It is as if, in the birth of a new history on the shores of another world, man had to take control of divine enunciation himself, and pay the price of his 'glory' in pain. There is no longer any 'extraordinary' and presumptuous assurance (like that of the priests and the prophets) of detaining a truth that is 'beyond our ken'; what there is instead is the duty to keep one's word'in a 'triumphant loss.' (De Certau 77) D ncano: e acuerdo con Enrique Dussel, el nacimiento de la modernidad europea se produce en el instante de su confrontación con el otro ameEl control, la conquista, la violación del otro permiten a Europa definirse a sÃ- misma como ente descubridor, conquistador, colonizador de una alteridad igualmente constitutiva de la modernidad. (12)1 La puesta en escena del nacimiento de esa visión de la modernidad consiste en un silencio. Su desarrollo no serÃ-a sino la ansiedad provocada por un vacÃ-o Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies Volume 7, 2003 68 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies fundacional. Antes de la violencia, de la conquista, el colonizador lee un texto, el "requerimiento," destinado a legitimar su acción. El texto presupone un oyente, un lector implÃ-cito, al mismo tiempo que vac Ã-a su lugar. Existe sólo en cuanto silencio . El otro escucha pero no entiende. El diálogo se torna monólogo que, paradójicamente precisa del otro, de su vacÃ-o: [...] como mejor podemos, vos rogamos y requerimos que entendáis bien esto que os [decimos], e toméis para entenderlo e deliberar sobre ello el tiempo que fuere justo y reconozcáis a la Yglesia por señora y superiora del universo mundo [...] y al emperador y reina , nuestros señores, como superiores e señores e Reyes [...]. Y si no lo hiziéredes o en ello maliciosamente dilación pusiéredes, certific óos que con ayuda de Dios, nosotros entraremos poderosamente contra vosotros , e vos haremos guerra por todas partes e maneras que pudiéremos, [...] e tomaremos vuestras personas e de vuestras mugeres e hijos e los haremos esclavos, e vos tomaremos vuestros bienes e vos haremos todos los males y daños que pudiéremos [...] yprotestamos que las muertes y daños que de ello se recrecieren sea a vuestra culpa e no de sus magestades [...]. (Citado en Pereña 238-39) El conquistador exige al otro que comprenda y que obedezca, le amenaza con el exterminio en caso de disentir. Pero el otro, hipnotizado por la radical extrañeza del recién llegado, tan sólo escucha una voz incomprensible, mágica, que nada dice más allá de su impenetrable misterio. El requerimient o es un texto omnÃ-voro, convierte al otro en mera función textual del enunciado. No existe más allá de lo escrito . El conquistador exige que lo que ven sus ojos se acomode a una narración concebida al otro lado del mar.2 La lectura es un sueño performativo proyectado sobre un vacÃ-o, el silencio impenetrable del otro. Ya Edmundo O'Gorman caracteriza en tales términos al primero de los lectores del Nuevo Mundo: Colón no ve, no quiere ver nada nuevo, ansiosamente busca la correspondencia entre lo percibido y lo esperado.3 En palabras de Bartolomé de las Casas, la producción de sentido...

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