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Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies 301 No ser no dueU Tusquets Editores, 1997 Por Fernando Aramburu Al margen de su trabajo como profesor de español para hijos de emigrantes en Alemania, Fernando Aramburu, San Sebastián (1959), ha realizado una intensa actividad literaria en distintos foros. Con anterioridad a No ser no duek (1997), Aramburu publica una colección de relatos breves, El artista y su cadáver (1984), y su primera novela, Fuegos con limón (1996), con la que obtiene el Premio Razón Gómez de la Serna de narrativa 1997. No ser no duele se compone de doce relatos de abigarrada temática en los que subyace la repetición de algunos temas y motivos narrativos: la muerte, el camino como sÃ-mbolo de la vida, la soledad del ser frente a una sociedad hostil e insensible, la deshumanización y cobardÃ-a del individuo, lo absurdo de la condición humana, la represión del hombre por la mujer, sarcasmo y humor negro, presencia de lo maravilloso, y esporádicas reflexiones de tipo moral. La narración arranca, por lo general, de una situación familiar y cotidiana y tetmina con un giro o inflexión narrativa que subvierte el horizonte de expectativas del lector. Ante la lectura de No ser no duele, el lector no puede evitar la evocación de estilos e influencias pertenecientes al realismo y naturalismo decimonónicos y al tremendismo de Cela. Sin embargo, la conciencia referencial que domina a lo largo del relato comienza a diluirse, sin anularse, a medida que la focalización de la diégesis narrativa se ve mediatizada por la estilización, el sarcasmo, lo absurdo o lo maravilloso. Otro aspecto natrativo que cobra relevancia es el uso y manejo de la lengua. Al virtuosismo léxico con que Aramburu describe algunas de sus escenas se une la captación y reproducción fiel del lenguaje coloquial de la calle. Un relato que ilustra modélicamente lo que vengo observando es "Coloquio en el talud". El protagonista de este relato, Boni, es un joven que se ve obligado a vivir con su abuela porque está enemistado con el resto de su familia y, además, porque no dispone de un empleo fijo. Un dÃ-a, Boni es testigo del despeñamiento de un vehÃ-culo por un talud y, en lugar de auxiliar al conductor moribundo, sólo le interesa que le describa su estado fÃ-sico para utilizarlo como material para una novela. Abandonado el herido a su suerte, Boni regresa a casa para cenar y no informa a nadie del accidente. El mismo gesto irracional y absurdo es el que anima al bohemio trompetista Golinski, en "Se acabaron los abismos", a suicidarse frente a una mujer, Madame, en la terraza de un lujoso restaurante. El 302 Arizona fournal of Hispanic Cultural Studies relato de Aramburu, que nos recuerda a la canción de «El mendigo» de Espronceda, es un canto al espÃ-ritu romántico de libertad y desprecio por los bienes materiales en conttaste con una sociedad, representada por Madame, frÃ-a y burocrática que permanece impertérrita ante el suicidio. En otros relatos, la muerte se produce a raÃ-z de una confesión que resulta inadmisible para la vÃ-ctima, como en Avelino Armisénti. El protagonista, Avelino, es un hombre de cuarenta y cinco años que aún no ha logrado cortar el cordón umbilical que le une a la madre, y cuando, en una de las visitas que le hace en el hospital, le informa que se ha masturbado, la confidencia tiene un efecto letal para la madre. En "Soy Silas", la muerte se reviste de misterio para un paciente que es incomprensiblemente asesinado por un soldado. En "Todos somos poliedros" la muerte le llega a un trabajador emigrante como consecuencia de la intransigencia xenófoba de un grupo de jóvenes neonazis. Y en "La mala noche de Ricardo Erañall", relato reminiscente de "El hombre muerto" de Horacio Quiroga, el narrador describe con intensidad dramática lo que el lector cree que son los últimos instantes en la vida de Ricardo...

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