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Hispanic Review 74.1 (2006) 59-82



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Las Tierras de la memoria:

las estéticas sin territorio de Witold Gombrowicz y Felisberto Hernández

Kenyon College

1. Introducción

En 1939 Gombrowicz viaja a Buenos Aires desde Polonia y allí, obligado a exiliarse por los comienzos de la guerra, comienza la redacción de Transatlántico, una novela en que vuelca sus experiencias de destierro y su nueva condición de apátrida. En la publicación Papeles de Buenos Aires (1943–1946), Gombrowicz coincide con Felisberto Hernández y es allí donde se publican fragmentos de Tierras de la memoria, novela autobiográfica cuya versión íntegra sólo aparecería en forma póstuma en 1969. Hernández y Gombrowicz comparten no sólo este espacio de publicación propiciado por los hermanos Obieta, sino que sus narrativas revelan una estética que tiene en común las experiencias de dislocación espacial y "excentricidad".1 Me concentraré aquí en Tierras de la memoria y Transatlántico, libros en los cuales se niegan la [End Page 59] localización espacial de la ficción y del sujeto narrativo. Es en este sentido que ambos textos carecen de un territorio. A partir de la disolución de la relación cohesiva entre el sujeto y su espacio circundante, la ficción de Hernández y Gombrowicz se caracteriza por la objetividad distanciada del satírico para explorar ciertos ideales de la cultura y la literatura, como las nociones de patria, el formato de la relación entre autobiografía y ficción, o el material y la organización de la narración. En este punto Transatlántico y Tierras de la memoria coinciden con las propuestas estéticas del neo-barroco y la lectura que hacen Lezama Lima y Sarduy del barroco como un arte de cuestionamiento y de discusión paródica. Ambos autores escriben desde dos márgenes que, aunque disímiles, se podrían definir como los márgenes de la narratividad en Hernández o de la nación en Gombrowicz. Tierras de la memoria y Transatlántico cuestionan una forma de entender lo literario desde el centro. El objetivo de este trabajo consiste no en meramente comparar dos autores con rasgos similares, sino más bien en delinear a partir de estos textos una estética de la "a-territorialidad" y sus conexiones con otras respuestas estéticas como las del neobarroco. Desde sus escrituras sin territorio, desde la conciencia del duelo y del vacío, Gombrowicz y Hernández articulan una narrativa imperfecta hecha de desechos de las tradiciones que la anteceden y que se escapa a ciertos ideales plasmados en las nociones de "gusto", "tradición literaria" o "nacionalismo".

2. Geografías móviles: las escrituras de la memoria

Desde la perspectiva de los estudios culturales, la noción de "territorio" y su representación literaria se han cuestionado a partir de la movilidad de las escrituras de la frontera. Como nos recuerda Doreen Massey, la noción de "un lugar en el mundo" resulta de la doble articulación entre lo local y lo global. La identidad de un "lugar" (como la más general de "espacio"), se forma a partir de interrelaciones sociales que lo conectan con las que se llevan a cabo a nivel global. Cualquier caracterización de "lugar" tiene implícitas, para Massey, las nociones de reestructuración permanente y dinamismo. ¿Qué ocurre, sin embargo, cuando se conecta el lugar y la memoria? Una primera aproximación a este problema lleva a pensar que la memoria conlleva necesariamente una carga nostálgica y una percepción estática del tiempo y del espacio que se evocan. Sin embargo, como nos recuerdan Massey y otros críticos, la interacción de lugar y sujeto implica la coexistencia de [End Page 60] tiempos y subjetividades diversas: "[. . .] it is not just the present which is characterized by, molded by, interactions with the outside World, but also the history of the...

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