Abstract

The historic center of Morelia is one of the most stately and best conserved in Mexico, so much so that in 1991 it was declared a World Heritage site by UNESCO. Notwithstanding such a mark of distinction, the last 25 years have seen the center invaded by a proliferation of street vendors, a problem that until recently seemed insoluble. It generated not only social and environmental problems but also limited the enjoyment of the public spaces by residents and tourists alike. Thanks to consensual political action and multiple negotiations, the more than 1,500 vendors were removed and relocated in more appropriate locations, leaving the city center to better exhibit its pleasant environment and distinguished architectural past. This paper documents the methods used in the relocation process, especially the role played by the Patronato Pro-Rescate del Centro Histórico which, for Mexico, appears most encouraging and has generated a climate of optimism.

El centro histórico de Morelia es uno de los más señoriales y mejor conservados de México e incluso en 1991 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. No obstante, la proliferación de comercio informal en las calles y plazas observado durante los últimos 25 años se convirtió en un problema que parecía irresoluble y que generaba problemas sociales y ambientales, además de que limitaba el disfrute de los espacios públicos, tanto para los ciudadanos locales como para el turismo. Gracias a una labor de consenso político y de múltiples negociaciones se logró retirar a dichos comerciantes (más de 1.500) mismos que fueron realojados en sitios mejor dispuestos con lo cual el centro histórico luce una agradable imagen y se encuentra en mejores condiciones para perpetuar su centralidad. Se documentan los mecanismos utilizados y el papel desarrollado por el Patronato Pro-Rescate del Centro Histórico para alcanzar este importante objetivo que en México resulta muy alentador y ha generado un clima de optimismo social.

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