In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • Borges y la teoría
  • Carlos J. Alonso

Borges escribió muchos cuentos a lo largo de su carrera literaria, pero en realidad escribió principalmente variaciones de dos narrativas fundamentales. La primera describe con todas sus ramificaciones el logro de un momento de inteligibilidad absoluta y de conocimiento perfecto. La segunda es la narrativa que se articula en torno al trueque de categorías, seres, conceptos o discursos radicalmente opuestos.1

Todo el que lea a Borges, vislumbrará—espero—algo de cierto en la propuesta sin duda reductiva que acabo de hacer: quien frecuente a Borges profesionalmente o por afición, finalmente comenzará a discernir tramas, metáforas, expresiones o líneas enteras que le harán buscar su pareja correspondiente en otros textos—y que a veces ocurrirán en más de una ocasión. Lo que es verdaderamente extraordinario de Borges es precisamente que éste logra expresar de innumerables maneras un repertorio limitado de ideas, tramas o experiencias en la totalidad de su obra. La consulta de obras como A Concordance to the Works of Jorge Luis Borges de Isbister y Standish, y The Literary Universe of Jorge Luis Borges de Balderston nos permite comenzar a crear un entramado de repeticiones en la obra de Borges que va desde lo estilístico hasta lo epistemológico, pasando por lo argumental. El universo textual de Borges es múltiple, aunque no infinito, según lo habría podido decir él mismo, y la abundancia de repeticiones de [End Page 437] todo tipo es la marca consecuente de esa cualidad. De hecho, la repetición es un aspecto fundamental del deleite con que se leen los escritos de Borges; se diría que la repetición nos provee tranquilidad—como si la familiaridad que surge del encuentro con lo repetido nos resguardara del universo vertiginoso y potencialmente caótico que describe la totalidad de esa obra. Harold Bloom, quien ha reparado explícitamente en este aspecto del universo borgiano en su controvertido libro sobre el canon occidental, es menos generoso en su apreciación de esta cualidad: "Borges can wound you, but always the same way, so that one arrives at Borges' prime flaw: his best work lacks variety, even though it draws upon the entire Western Canon and more" (471).2 No basta con subrayar el hecho biográfico de que la vista de Borges empeorara progresivamente para dar cuenta de esta aparente dependencia en él de lo ya dicho, lo ya escrito, y lo ya pensado. La repetición y la redundancia son una parte del universo textual de Borges que trasciende lo meramente estilístico o circunstancial, y cualquier interpretación cabal de su obra deberá ofrecer un misterio a esa solución, para parafrasear el ingenioso título del libro de John Irwin sobre Borges.

Repito: Borges escribió muchos cuentos, pero en realidad escribió dos narrativas esenciales bajo apariencias diversas. La primera de estas narraciones, en la que se describe el alcanzar un momento o una situación de inteligibilidad perfecta y absoluta, es quizá la más conocida, a causa de su estatus de tour de force en una obra que de por sí es un largo acto de maestría. Cuentos como "La escritura del dios," "El Aleph," "Funes el memorioso," "El Zahir," "El milagro secreto," "La biblioteca de Babel" y "El jardín de senderos que se bifurcan" están construidos alrededor de la representación de lo que se podría describir como momentos de epifanía epistemológica—del logro del conocimiento absoluto. En "La escritura del dios" se encuentra quizá la expresión más compacta de tal momento. El sacerdote azteca Tzinacán languidece en una bóveda subterránea luego de haber [End Page 438] sufrido las torturas a manos del cruel conquistador Pedro de Alvarado; a su lado hay otra celda similar en la que se encuentra un jaguar. Cada cierto tiempo, cuando le bajan con una roldana la comida, Tzinacán puede ver el animal que ocupa la celda aledaña. En su búsqueda mental del poderoso conocimiento de los dioses que le permitiría trascender el estado en que se encuentra, Tzinacán acaba...

pdf

Share